5/10/09

En el silencio...

En el silencio te veo, severo. Siento las palabras que no dicen tus labios con la fuerza de un grito cuando me ordenas que haga algo... Cumplo tus deseos, que son los mios y siento tus placeres que son mi recompensa. No hace falta que digas nada, puedo leer tu mente, es poderosa, y me abandono a tus pensamientos, porque son los mios.

Cuando estoy en tus manos sabes que no necesito una orden, ni un castigo, ni un reproche, mi estado es el de entrega absoluta, soy tuya completamente. Disfruto cada momento que me usas, que manipulas mi cuerpo a tu antojo, que me perviertes con palabras y frases malsonantes para el resto de los mortales. Soy infinita, gigante, única y poderosa en tus manos, soy capaz de todo, de mas si tu lo deseas. Y no hace falta que digas nada, porque se lo que quieres de mi, y lo tienes.

Tu obra maestra, tu pedacito de barro, empieza a tener la forma deseada, y me siento orgullosa de no haberme quebrado, de no tener ninguna fisura hasta el momento. Tus manos siguen moldeando el barro, aunque solo queden los detalles, pero no vayas a terminar pronto con ellos, la imaginación es poderosa y aun hay tiempo de cambiar matices, luego vendrán los colores, las mezclas son infinitas...

En el silencio te veo, es una noche muy clara, la luna llena invade de luz mi habitación, y de nuevo pienso en ti, y en mi, y en todo lo que he crecido en tus manos. Una sonrisa se dibuja en mis labios pensando en la ultima sesión... (como dirías tu, jamás es la última, será la penúltima).

Cierro los ojos, intentaré soñar contigo.