20/6/09

Protocolo

Yo a mi Amo siempre lo he tratado de "tu". Jamás lo he hecho por falta de respeto, supongo que la confianza, y el hecho de ser pareja además de Amo y sumisa, me hace extraño tratarlo de otra forma. Además es algo que mi Amo no me ha exigido nunca, por lo cual tampoco llegué a ser muy consciente de mi "falta". ¿Pero realmente se trata de una falta? Se que muchos Amos y sumisas que estén leyendo este post se estarán poniendo las manos a la cabeza, mucha gente valora mas el protocolo que muchas otras cosas, pero a mi parecer cada cual es libre de expresarse como desee, siempre que la otra parte no se sienta ofendida. Supongamos que estamos los dos tomando un café en el bar de turno con el familiar de uno de nosotros, ¿no sería ridículo tratarlo de "tu" en presencia de dicho familiar y que cuando este vaya al baño le hable de "usted", y después otra vez de "tu" y así sucesivamente cuando vaya a pagar la cuenta? Creo que el saber estar y la educación no solo esta en el tratamiento de una persona. Con una mirada puede imponerme, con un gesto puedo mostrar mi sumisión, mi gratitud. No creo que el lenguaje verbal sea tan importante cuando el lenguaje corporal dice todo lo que las palabras dejan de decir.

He leído miles de artículos que hablan del comportamiento de una sumisa delante de su Amo, y en presencia de otros Amos, de cuales son sus derechos y obligaciones. No quiero entrar en cuantas de estas normas he llegado a saltarme, si lo miro fríamente me sonrojo. Pero está mal si mi Amo nunca me ha corregido por ello? Volviendo la vista atrás en el tiempo veo que lo nuestro es muy poco protocolario en general. Jamás se me ha puesto un collar de adiestramiento, no hemos firmado un contrato de sumisión, no hicimos ninguna ceremonia con velas, vestidos negros y demás enseres cuando mi Amo me puso el collar,...

Este tema del protocolo surgió el día que fuimos a tomar café a casa de una amiga de mi Amo que es sumisa. El café de media mañana acabó convirtiéndose en una comida y una sobremesa que duró hasta mas de las seis de la tarde. El tema de nuestro rol no surgió hasta después de la comida. Al ser la velada tan agradable desde un principio vi absurdo que, al salir el tema de nuestros roles, tuviera que comportarme de forma distinta. Además fuimos a su casa como amigos, no como Amo y sumisa. Aun así mis dudas empezaron a golpear mi mente. Me había comportado correctamente? Cuando salimos de la casa se lo pregunté a mi Amo, a lo cual me respondió que simplemente fue un encuentro de amigos, y el protocolo sobraba. *

Supongo que en según que personas el protocolo es una norma infranqueable por su falta de saber estar, o por la falta de confianza, o por simple egocentrismo del Amo que quiere ser tratado como un ser lejano y con un status superior al de su sumisa. Repito, es una suposición. Si comparo mi relación con mi Amo de mis relaciones anteriores (se que las comparaciones son odiosas) puedo garantizar que en mi relación actual, la confianza plena es el pilar de todo lo que sucede entre nosotros. Entonces la pregunta es ¿si tenemos tanta confianza el uno con el otro, porque tenemos que marcar "distancias" en la forma de tratarnos? Que un señor, o señores hayan dictado unas normas me parece estupendo, pero no por cumplirlas al pie de la letra seré mejor sumisa o por no cumplirlas tan "a raja tabla" seré peor sumisa. Igual que no comeré gambas con las manos en un restaurante de cinco tenedores, pero nadie me dirá nada por hacerlo en casa, ¿porque se me juzga por no protocolarizar mi vida privada? Una vez me dijeron una frase que realmente acogí como verdad absoluta: Nos pasamos la vida buscando nuestra media naranja y nos pasa la vida sin habernos dado cuenta que somos la naranja entera. El hecho de pertenecer a mi Amo no me hace menos persona que Él. Por eso creo prescindible totalmente usar un protocolo que pone a la sumisa "por debajo" de alguien. Se cual es mi condición, se a quién pertenezco, respeto y confió en mi Amo mas que a nadie, no me hace falta nada mas.

Soy consciente que en determinados sitios o en determinadas situaciones tendré que comportarme como indica el protocolo, se que se me hará muy raro hablar de "usted" a mi Amo, pero lo haré, y se que no voy a decepcionarlo. Por suerte la educación y el saber estar es algo que he me han enseñado desde pequeña, solo hay que añadir algunos matices ... y ya está.


*aun tenemos pendiente una cena!

18/6/09

Mas... miedos

Recuerdo que hubo dolor, mucho dolor, mi cuerpo fue maltratado* hasta la saciedad. El dolor había dejado de ser doloroso para ser placentero, y esa sensación de placer extremo me sorprendió enormemente. El dolor unido al placer siempre me había gustado, mas aun desde que me inicié en el BDSM, pero la sensación de sentir placer sólo con dolor se escapaba de toda sensación percibida por mi cuerpo. Muchas veces habíamos comentado con mi Amo el hecho que muchas sumisas se llegaban a correr con solo el dolor, y que mi mente no era capaz de concebir tal cosa. ¿Cómo puede ser que una persona pueda disfrutar de ese modo? Y yo en aquel momento lo sentía en mi propia carne, sentía un placer infinitamente mayor al que jamás había sentido antes. Y el placer iba en aumento cuando mi Amo se detuvo.

En ese momento sentí miedo, más bien pánico. Estaba experimentando el mayor placer jamás vivido y sentía la necesidad de experimentar cómo sería la cumbre de ese placer, por otro lado estaba el saberme agotada por el castigo y no saber si mi cuerpo iba a aguantar mucho más.

Desde que empezamos a vernos, mi Amo siempre se ha parado en el momento justo en cada sesión, nunca ha querido ir más allá de lo necesario para que no se me hiciera la cuesta demasiado dura y me echara hacia atrás en la búsqueda de mis límites, siempre me ha dicho que si intentaba correr y me encontraba un muro, la ostia sería enorme, rebotaría con el muro, daría tres pasos atrás y me quedaría allí para siempre, por tanto el límite surgiría antes de tiempo, antes de poder evaluar si en el muro hay una puerta por abrir o un atajo por el que pasar. ¿Si se había detenido era porque ir más allá podía ser perjudicial?

No sabía si aquello iba a ser un muro, una puerta, una ventana o una grieta, pero esa sensación me pudo. Me avergonzaba la necesidad de culminar el placer, jamás le había pedido a mi Amo un orgasmo. Finalmente le pedí a mi Amo “más, por favor”. Me costó mucho pedírselo. Me preguntó qué era lo que me pasaba, le contesté que estaba a punto de correrme y necesitaba más dolor. Ante su sorpresa y mi petición se burló de mi unos momentos y acabó por darme lo que le pedía. Estallé de placer. En comparación con lo sentido anteriormente fue una explosión de goma2 al lado de un petardo de san Juan apto para menores de 3 años.

Durante muchos días le di vueltas a la cabeza (para no perder la costumbre). Si, realmente me sentí masoquista, obtuve el placer del dolor y solo del dolor. Pero esta búsqueda de placeres tan gigantescos y tan al límite de la resistencia de mi cuerpo dónde me llevaría… Un nuevo miedo se apoderó de mí. Jamás he pretendido prácticas aberrantes como algunas de las que uno puede ver en según qué películas, pero si aquel día el placer fue tan grande, ¿a mayor dolor, mayor placer? El hecho de que la búsqueda de placeres pueda llevarme demasiado lejos aun hoy me da miedo. No quiero hacer locuras ni caer en según qué torturas, me quiero demasiado. Mi gran suerte es que mis pasos son guiados por alguien que sabe qué tiene entre manos. Él sabe que soy muy fuerte, pero que también puedo ser demasiado frágil. Quiero explorar mis límites, más bien encontrarlos, pero no quiero pagar un precio demasiado alto para ello. Solo me queda seguir adelante, en mi búsqueda de la cumbre, paso a paso, poco a poco, de Su mano, hasta… quién sabe.


*consensuadamente, por supuesto.

17/6/09

En tus manos

Un día le dije a mi Amo "si quisieras matarme moriría feliz en tus manos". En ese momento estaba sumida en un estado de evasión mental profunda, y mi subconsciente me jugó una mala pasada. A caso quería morir? A caso creía que ya había vivido suficiente como sumisa?, la respuesta a ambas preguntas, por supuesto, son un NO rotundo. La verdad es que fue mi sentimiento de pertenecerle incondicionalmente el que me llevó a decir esa frase. De hecho los momentos vividos al lado de mi Amo, me han demostrado que puedo confiar ciegamente en Él. Jamás me ha propinado más dolor que el que puedo aguantar, jamás me ha humillado más que lo que mi mente es capaz de digerir y transformar en embriaguez, jamás una marca visible aunque me haya sometido mil veces mas fuerte que la primera vez, y mil ejemplos más. Por tanto tengo que dar la razón a mi subconsciente, podría poner mi vida en sus manos, porque se que va a cuidar de mi como al tesoro que soy para Él.

16/6/09

Confianza plena

Ese día habíamos quedado donde siempre, a mitad de camino. Estábamos en el hotel cuando sacó de su bolsa una aguja estéril y me la mostró. Él sabía que me daban miedo las agujas, aun así dejé que acariciara mis pechos y mi cuello con ella sin dejar de mirarle a los ojos. Aunque estaba aterrada mi confianza podía mas que mis miedos, y con una sonrisa en la cara me dijo que no iba a usarla, que llegaría un día en el que seria yo quien se la pidiera. En mis adentros pensé "jamás". Pero sus palabras empezaron a dar vueltas por mi mente como el eco de un órgano, que se difumina en la catedral, que parece que jamás termina de rebotar y empequeñece al mortal que lo escucha.

Recuerdo que, en los días siguientes, llegué a plantearme el anillado, incluso hablé del tema con una amiga que lleva piercings en pezones y clítoris. Tenía miedo de las agujas, pero sinceramente el tema empezaba a calar en mi. Le pregunté a mi Amo si quería que me anillara, o si su intención era anillarme Él con sus manos, Me dijo "no hace falta, se que lo harías por mí, lo tengo muy claro que lo harías, pero la recuperación es lenta, y puede infectarse, y eres demasiado valiosa como para ponerte en riesgo de nada. Por mi es como si ya lo hubieras hecho". La verdad es que tanto lo había meditado que sus palabras me "deshincharon", me quitaron la ilusión de lucir un par de aros preciosos. Pensé incluso hacerlo por mi cuenta, pero la recuperación impediría a mi Amo usar mis pechos durante un tiempo, y a Él le encantan mis pechos. Además no lo haría sin su consentimiento, pero realmente yo los quería? para no perder la costumbre me comí la pelota.

Días después, en una pausa de la sesión, me abalancé sobre su bolsa, cogí una aguja y la coloqué en su mano, y mirándole a los ojos cerré sus dedos. Me tumbé boca arriba, con los brazos y las piernas abiertas, para que hiciera lo que quisiera con ella. Miró la aguja, me miró a mi y la desenfundó. Como si fuera un apéndice de su mano me acarició con ella, el cuello, los pechos, el sexo, los muslos, el vientre. Mi respiración se agitaba, mi corazón latía con fuerza, y el miedo que sentía se fue convirtiendo poco a poco en abandono, en paz, en serenidad y excitación. Mi Amo volvió a enfundar la aguja y me preguntó por qué lo había hecho, mi respuesta fue muy clara, "porque sabes mis miedos, sabes en cada momento hasta donde debo llegar para que no surjan miedos en mi, y por tanto límites, y porque quiero que sepas hasta que punto confío en ti". A lo que me contestó "ya lo se, por eso no la he usado".

15/6/09

La cesión

Viernes por la noche, los amantes daban rienda suelta a sus placeres terrenales en la habitación de un hotel. Sonó el teléfono interrumpiendo aquella danza de cuerpos, me dijo que contestara. Era el amigo de mi Amo, quería conocerme e ir a tomar unas copas con nosotros. Mi amo me preguntó si me apetecía, asentí. Los fines de semana los dedicaba a Él, y hacía mucho que no salia a tomar unas copas. Me arreglé, me puse las medias, la falda corta, mis botas de tacón de aguja, mi corsé nuevo y una blusa de seda negra, entallada. Me maquillé y peiné para estar perfecta, se que a mi Amo le gusta que esté así. Me puse el collar, el abrigo y salimos. Como dos tortolitos empezamos a caminar por las callejuelas del casco antiguo con su brazo en mis hombros, el mio en su cintura. Era la primera vez que pisaba Su territorio, hasta aquel día siempre habíamos quedado en territorio neutral. Me embriagaba de los detalles, las fachadas, los adoquines,... lo que mas me embriagaba era Su compañía.

Llegamos al sitio, nos estaba esperando el amigo de mi Amo, pedimos unas copas, me exhibió delante de su amigo como quien enseña el reloj nuevo que se ha comprado, yo solo veía en Él sus ojos llenos de orgullo, me sentía bien. Fuimos a otro local, con mas gente, las risas pronto se transformaron en caricias que me propinaban ambos. La excitación del momento dio paso a un sentimiento de culpa, por dejar que unas manos que no eran las de mi Amo, me tocaran y hurgaran dentro de mis cavidades, por sentir placer en aquella situación. En seguida busqué los ojos de mi Amo que me miraban con aprovación, vi que era eso lo que esperaba de mi, y en seguida supe lo que vendría después.

Salimos del local, caminamos un rato por las callejuelas ya recorridas. Por el camino siguieron las risas, el ambiente distendido entre los tres caminantes, como si nada hubiera pasado, como si nada fuera a pasar. Llegamos al sitio. Mi Amo se sentó, encendió un cigarro y mirándome, analizando cada una de mis reacciones me dijo "mi amigo quiere comerte el coño, ponte bien, puta". Simplemente me senté y abrí las piernas, el amigo hurgaba con pasión, con deleite. Yo solo miraba aquellos ojos que se clavaban en los mios, solo sentía el placer y el orgullo que emergían de esa mirada, solo eso. Mas tarde, no se cuanto tiempo había pasado, una nueva orden cambió la situación, "chúpasela, puta". Los dos nos levantamos, cambiamos las posiciones, él se sentó en el sofá y yo me puse de rodillas. Volví la mirada hacia mi Amo antes de empezar la labor, seguía sentado, serio, inexpresivo, pero el brillo de sus ojos me dijo todo cuanto quería saber. Hice lo que se me ordenó, sin pensar en nada que no fuera aquella mirada, me sentí salir de mi propio cuerpo y mirar la escena desde lejos, al lado de mi Amo. Solo veía y sentía el placer que inundaba a mi Amo al saberme suya hasta ese punto. Volví a mi realidad en el momento que la dureza extrema de aquel miembro me advirtió que iba a correrse. Antes de que mi Amo dijera a su amigo que no se corriera en mi boca yo ya había levantado la cabeza, sabía que no lo consentiría. Acabé el trabajo con la mano. No fuimos mas allá por falta de "barreras", mi Amo no quiso que yo corriera ningun riesgo, por mas que yo tomara la píldora.

Después de asearme y vestirme, solo después, me acerqué a mi Amo, recuerdo que puse mi boca cerca de la suya, no sabía si querría besarme, y me besó. Me dijo "lo has hecho muy bien, zorra" (nunca me llama por mi nombre), yo solo supe decir "te quiero", a lo que respondió "y yo a ti, zorra, no lo olvides jamás". No podíamos despegar nuestras miradas, como si estuviésemos aislados del mundo, hasta que se rompió el encanto del momento cuando el amigo dijo que se lo había pasado bien, le encantó mi sabor, mi olor, pero que nuestra unión era tan fuerte que se había sentido fuera de lugar en mas de un momento, como si sobrara (sin comentarios).

Estuvimos hablando un rato, mi Amo sacó de su bolsillo un antifaz de raso que yo le había regalado para que lo usara conmigo, y tapó mis ojos. Al momento sentí sobre mi piel cuatro manos que me recorrían, solo dos me transmitían calor. Mi Amo me separó las piernas, y el amigo empezó a hurgar de nuevo en mi sexo con su boca, esta vez me preguntaba una y otra vez si me gustaba, yo apoyaba mi cabeza en el hombro de mi Amo, que estaba detrás mio, y le decía al oído que si. Puedo jurar que el amigo se esmeró para darme placer, puedo jurar que no sentí nada, notaba lo que hacía, pero yo estaba tan fuera de mi y tan dentro de la mente de mi Señor que en ningún momento sentí ni un ápice de placer que no fuera el que Él sentía. El amigo se tumbó en el suelo, mi Amo me quitó el antifaz, se sentó en una silla y me ordenó que me pusiera bien, a lo que me senté encima de su cara para que siguiera con la labor. Acerqué la mano a la de mi Amo, Él me la acarició con ternura, quise decirle con el gesto que estaba con Él, que lo demás no me importaba, se que así lo comprendió, por eso su gesto. Cuando el amigo se sació, volvimos a la posición "normal", seguimos charlando cordialmente, como si nada hubiera pasado.

Después de todo lo sucedido fuimos hacia el hotel, allí le comenté a mi Amo todo lo que había sentido, cómo sentí salir de mi cuerpo y ver desde sus ojos lo que sucedía, como no noté placer ninguno que no fuera el de sentirme mas suya que nunca. Aquella había sido una prueba de fuego para ambos. Él quiso saber hasta que punto era suya. Yo supe hasta que punto lo era.

13/6/09

Pequeñas reflexiones, grandes conclusiones

Ese día me llamó por teléfono, yo estaba andando por la calle, sabía que era Él, contesté. Me dijo que estaba viendo unos modelitos que me encantarían, sabía que era cierto, conoce perfectamente mis gustos. Me preguntó si tardaría mucho en llegar a casa, contesté que unos diez minutos. Dijo que iba a ofrecerme Su collar, y que necesitaba saber el diámetro de mi cuello. Me emocioné, me sentí afortunada, feliz, eufórica, halagada,... Dijo que me llamaría al cabo de un rato. Aun recuerdo por dónde estaba al recibir la llamada, estaba mirando el escaparate de una joyería. Arranqué a correr hacia mi casa. El teléfono volvió a sonar, ya tenía la cinta métrica al rededor de mi cuello. Ya habíamos hablado del collar algunas veces, de su significado y su valor. Sé que hacía poco que nos conocíamos, aun menos tiempo que nos veíamos, pero mi Amo iba a ofrecerme el collar! Primero me embriagó un sentimiento de euforia, después siguieron algunas dudas, y finalmente las reflexiones.


Él es un Amo experimentado, hizo una apuesta conmigo y salió ganando (mejor no apostar nunca nada con Él), pero realmente estaba preparada para aceptar el collar? Era novata, ignorante, me faltaba tanto por aprender... Veía y leía experiencias de sumisas por la red, por la mañana, por la tarde, por la noche, quería empaparme de este mundo para saber más y más, para no ahogarme en él. Me aprendí mucha teoría, leí muchos contratos, y no estaba de acuerdo con muchas de las cosas que decían esos documentos, entonces, si no aceptaría firmar un contrato de sumisa, estaba preparada para recibir el collar? Uffff! Cuantas vueltas le dí a la cabeza, cuantas horas pensé si era merecedora de tal honor, llegué, como no, a una conclusión, si mi Amo creía que lo merecía era porque así era. Y siguió el torbellino de preguntas. Por que yo? Qué me hacía merecedora del collar? Por mas vueltas que le daba no sacaba respuesta. Seguí leyendo contratos, seguí con mis comederas de coco, el día se acercaba y aun me sentía inmadura, dubitativa, hasta que me paré y, como mala estudiante que siempre fui, empecé a subrayar lo que si aceptaría de cada contrato. Era la entrega, lo más importante era la entrega.

Recordé la primera vez que estuve con mi Amo, en lo que me dijo sobre mi forma de entregarme, mi espontaneidad, mi dar todo desde el alma, sin condiciones, sin esperar nada a cambio. Era eso lo que hizo que decidiera entregarme el collar. Muchas veces pensé en si tenía razón, pero yo ya había dado algún paso mas, y empezaba a mirar hacia atrás para ver si los pasos hechos eran firmes para seguir adelante. Ese no era más que otro paso, más importante, si cabe, pero otro paso que debía dar. Llegó el día, quedamos dónde siempre para ir hacia el hotel, estaba esperándome fuera del coche, con las manos en los bolsillos, su mirada altiva y su abrigo largo. Me hizo entrar en su coche, me quitó el pañuelo que llevaba en el cuello, me besó y me puso el collar. A medida, perfecto, precioso.


Una vez solos en el hotel me quitó el collar, nos bañamos juntos, estaba tan guapo ese día... le brillaban los ojos como nunca. Salí, le tendí una toalla y lo ayudé a secarse, y así, desnudos de ropa, desnudas nuestras almas, me preguntó: "sabes a quien perteneces?" "a ti, mi Amo", contesté, "y sabes quién va a usarte, cuidarte y protegerte siempre?" "tu, mi Amo", sin más protocolo, sin más preguntas, sin ningún contrato de por medio, de nuevo me puso el collar. En aquel momento surgió un nuevo sentimiento en mi, tardé algún tiempo en darme cuenta de qué era, pero se clavó en mi alma ese "algo" que me hacía sentir más que bien, y precisamente era "eso" lo que mi Amo quería de mi, ni la entrega, ni la obediencia, solo el tiempo me diría que eso que sentía era el hecho de saberme Suya. Lo demás, obediencia, entrega,... vendría solo.

12/6/09

El primer encuentro

Hacía un par de semanas que mi Amo y yo nos conocimos, fueron dos semanas intensas en las que mi Señor me sometía con frecuencia desde el otro lado de la pantalla, me ponía deberes, me decía como tenia que vestir, qué era lo que mas le gustaba, y poco a poco me fue mostrando algunas pinceladas sobre el BDSM. Los dos teníamos muchas ganas de encontrarnos cara a cara, pero la distancia lo hacía difícil. Soñábamos despiertos en el día que nos pudiéramos tocar por primera vez, el día que yo iría a su casa y haría todo lo que mi Amo quisiera, pero debo confesar que en el fondo tenía miedo, todo era muy confuso, aunque mi confianza hacia Él era total, no dejaba de estar yo en mi casa, y el hecho de meterme de lleno en su territorio me asustaba. Recuerdo que fue un miércoles por la noche, estábamos hablando tranquilamente cuando surgió la idea de quedar a mitad de camino, mi Amo propuso abrir el mapa y buscar un sitio donde encontrarnos, en tierra de nadie, y accedí con ganas, sin pensarlo. Pusimos fecha, seria el lunes siguiente, y empezamos a buscar el sitio. Esa noche a penas dormí pensando en la fecha, las siguientes noches, a medida que ese día se acercaba, fueron peores, estaba muy nerviosa, pero feliz y excitada a la vez.


Me dijo que me quería con tacón de aguja, medias negras, falda corta, y sin bragas, me dijo lo que haría conmigo cuando nos encontráramos, sólo faltaba que pasaran las horas, dos días antes ya tenía todo listo. Nunca olvidaré la grata sorpresa que me llevé cuando lo vi, apoyado en su coche, con las manos en los bolsillos, su abrigo largo y su mirada altiva. Simplemente bajé del coche, me acerqué a Él y le dije "aquí me tienes mi Amo". No quiero entrar en detalles sobre lo que pasó después, no pretendo excitar al lector, solo poner en situación los hechos y las conclusiones y cambios personales que he vivido en mi, por tanto dejaré este "trocito" en blanco. Hizo de mi lo que quiso, me sentí libre aunque las cuerdas me tenían presa, aunque jugara con mi cuerpo y lo usara como quien usa a un muñeco, probó un poco de todo conmigo, para comprobar mis límites, mis miedos, simplemente me abandoné, no surgió ninguno. Salimos gratamente sorprendidos de aquel encuentro, fue breve pero intenso, por la noche volveríamos a hablar por messenger y comentaríamos la jugada.

Mis ganas de complacerle y obedecerle, de darle todo lo que Él pedía y deseaba, fueron las que me llevaron a ser una pequeña marioneta en sus manos, pero estaba despuntando en mi un sentimiento que no sabía describir por aquel entonces, todo estaba pasando con mucha rapidez y casi no tenía tiempo de asimilar el remolino interno que, inparable, desmontaba y destruía todo lo que un día creí que yo era, para hacer crecer esa nueva yo que florecía en sus manos. Él me confesó que el encuentro había sido mucho mejor de lo que esperaba, que mi capacidad de entrega lo había sorprendido. Me pregunté durante mucho tiempo qué pudo sorprenderle tanto, yo era una "novata" que no había salido del huevo aún, y Él un Amo experimentado, con más de 24 años de sabidurías recopiladas. En qué podía diferir mi actitud con la de tantas sumisas que un día se entregaron a Su voluntad? Intentó explicármelo, no fui capaz de entenderlo en aquel momento, creí que sus alabanzas eran parte de su recompensa por "haberme portado bien". Más tarde aprendí que jamás dice nada que no sienta. Yo jamás hago o digo nada que no sienta. Ese fue el motivo de su sorpresa, ver y sentir que mi entrega iba más allá de la obediencia y la complaciencia, ver que todo lo que hacía y me dejaba hacer lo hacía desde dentro, con el alma. Aun tardaría mucho en darme cuenta de ello.

11/6/09

Un pedacito de barro

No es muy normal encontrarse a alguien en un chat, con el que quieres entablar una conversación mas bien "picante" para pasar un rato, que te suelte de entrada "tu eres sumisa". La primera reacción es un ataque de risa interno, seguida por una comedura de pelota impresionante, para llegar a la conclusión que a ti solo te da morbo que te dominen en la cama. Esa fue mi primera reacción cuando conocí a mi Amo por un chat. Cuando me conecté, mi única intención era conocer a uno de tantos tipos machitos que, por contarles cuatro chorradas, se ponen a mil, y sentirme poseedora de un poder de seducción y provocación que en casa hacia mucho que no funcionaba, o, mejor dicho, no había funcionado nunca. Pero en vez de eso me encontré cara a cara con Él, y me soltó lo de que yo era sumisa. Gran contrariedad! Cierto que me gustaba ser la "parte pasiva" en el sexo, cierto que me gustaban ciertas situaciones morbosas e incluso una pequeña mezcla de dolor y placer, cuatro cachetes mientras me penetraban eran suficientes para llegar rápidamente al clímax, pero hasta el punto de ser sumisa... Nuestras conversaciones continuaron mas allá de ese día, y cada vez fue ganando terreno en mi mente la posibilidad que sí, que era sumisa. Atendía a todas sus órdenes, hacia todo lo que Él quería, no era dueña de mi voluntad, o quizás solo lo hacia por morbo?


Un día por casualidad, abrí un libro que había regalado a mi ex, en el cual había escrito una dedicatoria que me detuve a leer: "la vida es una, pasa en un suspiro. Agarré tu mano para vivirla, para hacerla real, para ilusionarme, sentirte, quererte, para hacer realidad todos tus sueños, fantasías, proyectos imaginables y quizás también inimaginables, oscuros, prohibidos e indescriptibles. Coge mi mano ahora con fuerza, el aliento de nuestro suspiro justo empieza a desvanecerse en el aire, los pulmones aun están llenos de historias que aun no hemos vivido, déjate llevar por la brisa y no pienses, no hables, vívela. Me abandono en tus manos...tómame ahora...si quieres. Siempre tuya. A." Revelador. Tanta lucha interna para ver que mi Amo del chat tenia razón, y que rabia me daba reconocerlo!


Mi cabeza empezó a dar vueltas y mas vueltas, sentía un remolino de sensaciones que mi mente no entendía, y mi alma y mi razón entablaron una dura batalla en la que ganó mi deseo y mi corazón. Finalmente lo reconocí. Escuchando una canción que mi Amo me mandó (Toda, de Malú) acabé por ceder ante la evidencia y finalmente me entregué a mi Amo. Le dije: "quiero ser en tus manos un pedacito de barro, para que me moldees perfecta para ti mi Señor" . Y aquí empezó mi carrera hacia... quien sabe... pero de la mano de mi Señor.

El porqué de este blog

Hace unos meses mi vida dio un giro inesperado y empezó a florecer en mi, un aspecto de mi personalidad que yacía en estado de coma, pero que el subconsciente me revelaba en sueños, me susurraba mi condición tan sutilmente que jamás pense que afloraria en mi el hecho de reconocerme sumisa. Se que hay muchos blog escritos por sumisas que hablan de sus vivencias, que hablan de sus Amos, de sentimientos y de actitudes, los hay que hablan del protocolo del BDSM, de las técnicas y de infinidad de temas relacionados. Yo no pretendo dar lecciones a nadie, soy muy ignorante, ni pretendo describir este mundo fascinante del BDSM, solo quiero reflejar mi crecimiento personal como persona y como sumisa, escribir mis pensamientos y reflexiones para poder, dentro de unos meses, o años, mirar hacia atras y ver como he crecido, como he florecido. Espero que este sea el inicio de muchas entradas, y no aburrir a nadie con la lectura. Esperare paciente vuestras opiniones y criticas, y antes que nada, gracias.