29/8/10

Despedida

Ya hace tiempo que dejé atrás el BDSM. No tengo dueño, ni pretendo volver a tenerlo. Y no lo digo desde el dolor o el rencor, es una decisión muy meditada y tomada desde la serenidad, después de bastante tiempo de reflexion y letargo, después de retomar por completo las riendas de mi vida, después de unos acontecimientos que marcaron mi vida para siempre. También lo digo desde la promesa que hice a Amo un día, y tengo la seguridad y la certeza de que voy a cumplir.

La vida, en un momento, me dio a elegir, y tube muy claro qué camino debía tomar, al menos durante un tiempo, y ese tiempo me abrió los ojos y me dijo lo que era necesario y lo que no en mi camino. No me arrepiento de nada, si volviera atrás serían muy pocas las cosas que cambiaría. Durante el tiempo que fui sumisa crecí, fui, sentí cosas que jamás la imaginación hubiese podido asimilar, y estoy agradecida a la vida por haberme brindado la oportunidad de sentir y de ser.

Soy consciente que mi condición sumisa vivirá conmigo siempre, Anubis es parte de mi esencia, me entregaré de nuevo, pero lo haré al amor, al sentir, a la curiosidad de probar, a las pequeñas perversiones que pueda compartir con mi pareja. No me entregaré a un dominante, no me entregaré incondicionalmente en cuerpo y alma a cualquier precio, no quiero volver a ser un títere en manos de nadie, porque lo mismo que me sentía plena en muchos aspectos, también crecía dentro de mí un vacío, el vacío de mi personalidad menguando a la vez que mayor era mi entrega . Todo lo que doy y lo que he dado lo he entregado con el alma, y soy incapaz de hacerlo de otro modo, quizás por eso fui una gran sumisa entonces, pero el precio para mi persona fue demasiado grande.

Quiero retomar antiguas amistades del mundillo, ahora que las aguas están calmadas, volver a charlar con mi gente, volver a reírme con ellos, compartir nuestras alegrías y nuestros problemas. Dentro del BDSM he conocido a gente excepcional, grandes personas que espero que mi silencio no haya distanciado demasiado de mi vida.

Pido perdón a la gente que seguía mi blog, abriré otro blog un día de estos, con relatos y fantasías, con mis hazañas y mis perversiones. Prometo publicar aquí la nueva dirección. Algunos relatos estaban ya publicados en este blog, no dejan de ser mis palabras, así que los dejaré plasmados para quien quiera leerlos. En cuanto a mi vida reflejada en las entradas de este blog, veis que han desaparecido, están guardadas en un rinconcito, no pretendo olvidar, simplemente es que quién las escribió murió en el momento que dejó en un cajón el collar, y es absurdo que esté plasmado el nacimiento y los pedacitos de una vida que dejó de existir.

Por último doy las gracias a todo el mundo que ha dejado aquí su pequeña huella, la llevaré conmigo dónde vaya, tengo guardados cada uno de vuestros comentarios, voy siguiendo vuestros blogs, no me olvido de vosotros, ni pretendo hacerlo. Me habéis animado a escribir, a esforzarme para intentar mejorar poco a poco mi escritura y mi manera de plasmar mis sentimientos y sensaciones en palabras, y esto no se paga con dinero. Gracias.

Y ahora si, me despido de todos vosotros, con una sonrisa pintada de carmín en los labios, con los ojos llenos de luz, con mis tacones marcando mi paso, firme, y con todos vosotros en mi corazón. Hasta siempre.
Un abrazo

Anubis

16/6/10

Sin sentido

Pocas sensaciones se pueden describir, tan intensas como la de estar sin vision, con una venda en los ojos y a merced de la incertidumbre. Adrenalina, excitcion, el resto de los sentidos se agudizan a la máxima potencia, y la entrega es absoluta. Te sientes preparada para cualquier cosa que tu Amo desee hacer contigo, en ningun momento sabes qué vendrá, pero estas dispuesta a todo. Y no sabes porqué, pero en ese preciso momento levitas, vuelas, te transformas en un ser de aire, te dejas llevar como un papel por el viento, libre, ligero, sin miedo, capaz... y absolutamente todo cuanto sucede a tu alrededor se agiganta para ser percibido con la mayor intensidad imaginable.

Pocas sensaciones logran erizarme la piel de esa forma, solo cuando la piel esta en alerta máxima soy capaz de percibir cualquier caricia, cualquier golpe, de esta forma, con tanta intensidad que el corazón vive en desesperacion continua.  Cada gesto, cada sonido, se transforman en un eco gigante imperceptible para el resto de los humanos, la respiracion, Su respiración me dice tanto.... sobran las palabras. Su sabor cuando me besa, o cuando viola mi boca ofrecida, el olor de Su aliento cuando se para cerca de mi boca, Su colonia mezclada con el aroma de su piel, todo crece a mi alrededor para ser capaz de sentirlo, pero sentirlo de verdad.

Y nunca se qué pasará, nunca se si esa mano va a acariciarme, abofetearme, azotarme, masturbarme, o empuñará cualquier erramienta para mi dulce tortura. Y sin embargo en Sus manos no siento miedos, siento paz absoluta, serenidad, entrega y disposicion. Siento tantas cosas cuando me quita el sentido de la vista, que todo parece irreal, pero confieso que me encanta la sensacion que me deja ese momento porque me siento mas que nunca suya, su juguete, su perra, su musa, su objeto de deseo, su pedacito de barro, moldeable, inmortal.

Imaginacion...

Como cada vez que lo iba a visitar lo llamó por teléfono para que bajara a abrirle la puerta. Aquel día todo parecía extraño, algo le rondaba la mente, sabía que el encuentro sería diferente. Él apareció por la puerta del ascensor, y su gesto era serio, más que serio era severo. Normalmente la recibía con una sonrisa, aun asi ella tampoco se extrañó.

Le abrió la puerta y le dió un beso a los labios. Mientras se dirigían al ascensor, le preguntó como le había ido el viaje y si había encontrado bien un lugar por aparcar el coche. Ya dentro el ascensor él la puso de cara al espejo, sin más le ató las manos a la espalda con unas esposas mientras le mordía el cuello. Entonces sacó un pañuelo de su bolsillo y le tapó los ojos. La excitación era máxima, las manos se perdían en mil caricias por debajo la ropa de aquella mortal, la cogió por los cabellos mientras la penetraba con los dedos por debajo la falda. Ella gemía, no decía nada, sólo sentía, sólo se excitaba. Cuando llegaron al piso correspondiente, él sacó los dedos del interior de su prisionera y se los metió en la boca. Después la besó, un beso profundo, largo, excitante, con sabor a sexo. Salieron del ascensor y él la guió hasta la puerta, ella tenía una sonrisa perversa dibujado a los labios.

 Ya dentro el piso él cerró la puerta detrás suyo, y la guió hacia el sofá. Con un gesto seco la tiró encima del sofá,  y sin más preámbulos se desabrochó los pantalones y la penetró a embestidas casi desesperadas. Ella gritaba de placer, él le metió los dedos a la boca para acallarla mientras se dejaba caer dentro de sus entrañas, penetrándola hasta el fondo a cada embestida. Ella se cogía fuerte a las esposas, él seguía con sus movimientos frenéticos...

Entre aquel baile de cuerpos él cogió una verdura con una forma descaradamente fálica, salió de dentro de su presa y la penetró sin piedad con su nueva herramienta. La dejó en su interior unos instantes mientras con los dedos jugaba a dilatar el agujero más pequeño de su anatomía. Ella se ofrecía, inmóvil, prisionera, entre gemidos y respiraciones profundas. El juguete de su compañero abandonó su sexo para introducirse poco a poco a su nueva cavidad, entró sin dificultades. Tanta excitación no se había visto nunca entre aquellos dos amantes.

 Entonces entró en acción una nueva verdura, casi gemela que la primera, y la introdujo en su sexo poco a poco, para acabar en movimientos sincronizados con su hermana gemela, cada una en un agujero, cada una dando placer indescriptible a una víctima inmóvil, excitada, sodomitzada con una brutalidad maravillosamente placiente. Llena del todo por aquellas herramientas que su compañero disfrutaba de hacer entrar y salir de su anatomía tuvo un orgasmo brutal.

 Él la cogió como quien coge una muñeca de trapo, le dió la vuelta, y cogiéndola por los cabellos le penetró la boca hasta la garganta. Ella saboreaba cada centímetro de piel que su compañero le ofrecía a probar, y al poco rato le llenó la boca con todo su placer, y ella lo bebió todo, hasta lo ultima gota. Entonces él le destapó los ojos, su mirada era tierna, la de ella era de agradecimiento, de felicidad. Y se besaron en la boca con ternura. Le quitó las esposas y se abrazaron fuerte mientras se decían al oído lo bien que se lo habían pasado ambos.

20/3/10

No sé qué decir....


Soy un granito de arena insignificante en un mundo virtual, para algunos una montaña o quizás un palacio en el que se sienten cómodos. Este granito de arena es tan subjetivo a los ojos de quien lo encuentra en su camino.... Puede crear grandes emociones, indiferencia, risa, anhelo,... pero por lo que veo mis palabras siempre provocan algún sentimiento, y eso es lo que me hace grande dentro de mi pequeñez.

Esta mañana he entrado en el blog, hace días que ando algo dispersa y no me he dedicado a él lo suficiente. Y para mi grata sorpresa me he encontrado con dos nuevos premios para mis palabras, uno de ellos por partida doble, que me han llenado los ojos de lágrimas, pero lágrimas dulces, de felicidad.

Supongo que al igual que el premio anterior tendrá instrucciones, pero no se me han detallado, así que ante las menciones recibidas, voy a improvisar lo que he de hacer con ellos, ya que la belleza y las cosas que nos hacen sentir bien, es mejor compartirlas. Así que en primer lugar voy a dar las gracias a las grandes personas que me han dado tan hermoso regalo, a mi niña Iara y a perla{FN_JF}. Gracias por emocionarme más allá de lo que en realidad pueda ser un premio virtual, ya que para mi premia mas el hecho de saber que habéis pensado en mí y me lo habéis dado de corazón. Mi gratitud no tiene límites.

Y estos son los premios:




Dicen mucho sus propios títulos, no sé qué decir... Me siento muy feliz de saber que mis sentimientos y mis fantasías puedan despertar en alguien estos reconocimientos. De nuevo Gracias, y no es un error ortográfico, lo digo en mayúsculas y de corazón.

Y ahora viene lo de compartirlo. Es lo más difícil, ya que hay mucha gente que deja huella en mí con sus palabras y sus imágenes, y mucha gente con blogs llenos de sensualidad y romanticismo... Pero voy a intentarlo, y espero que me disculpen todos los que lo merecen pero no tengo el placer de leer aun, y los que se me puedan olvidar por el camino, pero como ya he dicho antes, ando un poco ausente últimamente en el blog mundo y no se me olvidaría a nadie por motivos personales.


PREMIO AL BLOG ROMÁNTICO Y SENSUAL:

anitaK[SW] y su blog Aprendiendo sumision
amelie{NMS} y su blog amelie{NMS}
perla{FN_JF} y sus blogs el espejo de ninfa y mi reflejo
Nadine de Donatio y sus posts en El alma oscura
Iara y su blog BDsM Venezuela
Sayuri{S} y su blog close to me
Sumisa didi y su blog devoción sumisa
Kyda y su blog Diario de una mujer
Persea y su blog Mi vida

Y tantos mas.....

PREMIO BLOG CON HUELLAS

En primer lugar me remito a todos los blogs mencionados en el anterior premio, La pureza de sentimientos simpre deja huella....

Aunque en el blog El Alma Oscura tambien tengo que mencionar al Señor Donatio en este premio

Tambien debo añadir algunas otras personas como son:

Scortum y su blog Scortum (nunca dejas indiferente, preciosa)
Kaya y su blog Kaya
XavierNagriem y su blog La cadena de seda
Seibra y su blog Ese oscuro objeto de deseo
Dantonmaltes y su blog Deseos obtusos
Belmar y su blog (DES)VELADAS

Y seguro que me dejo a mucha mas gente.... Dios! que cabeza la mia!

Ahora solo me falta decirles que se pasen a recoger estas menciones, y creo que habré compartido un poco de mi felicidad con ellos. Gracias a quien me ha dado estos premios, pero también gracias a la gente con la que puedo compartirlos y a aquellos que se alegran por mí.


Un besazo lleno de ilusión.

6/3/10

Bondage

Era por la tarde, despojada de ropa esperaba de rodillas a que su Amo quisiera usarla. Él salió de la habitación y al cabo de un rato regresó con unas cuerdas. Hizo un gesto con la mano y ella se puso de pié, como si tuviera poderes mágicos sobre ella, al mismo tiempo que levantaba la mano ella se incorporaba con una sutileza y un movimiento casi insinuado, como de levitación, de belleza absoluta. Sus ojos brillaban ante la felicidad que aquel gesto le regaló. Había llegado el momento que tanto ansiaba.

Se recogió el pelo con ambas manos y lo sujetó hacia arriba, y así quedó inmóvil, como si el tiempo se hubiese parado, con ambas manos detrás de su cabeza, esperando su dulce tortura. Él la cogió de la barbilla en un intento de mirar a sus ojos, ella impasible no levantó la mirada, pero su sonrisa la delataba. Estaba feliz. Entonces él cogió la cuerda más larga y empezó a dibujarla con nudos y lazadas, apretando lo justo, tomándola de rehén para su uso. Ella seguía inmóvil ante los apretones y tiranteces de la cuerda, cada vez volvía a su posición inicial, sin un quejido, sin un gesto, solo aquella mirada complaciente que se perdía en el infinito y una sonrisa preciosa en sus labios.

Solo con rozarle las manos ella supo que debía soltarse el pelo y dejar que le atara las manos detrás de la espalda. Fue como ver un velo volando, llevado por el viento, aquel movimiento tan suave, casi imperceptible fue precioso. Él cogió otra cuerda, le ató las manos a la espalda y con la misma cuerda empezó a atar sus pechos. El rostro de ella seguía inmóvil, la mirada baja, perdida en el horizonte, sus labios sonriendo, delatando su felicidad. Su sexo delataba mucho mas, su excitación mojaba sus muslos, cubriéndolos de un brillo sutil que la hacía aun más hermosa, si es que existe mayor belleza.

Acarició su cara, y ella, cual gatita, restregó su mejilla por aquella mano y la besó suavemente. Entonces, con un movimiento brusco la cogió por la nuca y la obligó a arrodillarse y a deleitarse con el delicioso manjar que le ofreció. Aquellos labios comieron, devoraron, se deleitaron, aquella boca alojaba su más preciado tesoro, el placer de su Dueño, i bebió de Él, y solo entonces lo miró a los ojos. Jamás se ha visto mayor gratitud en una mirada.

Aquellos pechos en tensión, doloridos, enrojecidos, se ofrecieron a recibir dolor, Ella solo tenía gratitud en su mirada, solo un pequeño gemido atrevido se escapó de su boca para delatar el placer que ella sentía ante aquel dolor. Sentía como si la desgarraran por dentro, aquel dolor tan intenso y delicioso la llevó a tocar el cielo, y se dejó caer exhausta a los pies de su Amo, cerrando los ojos y dejando escapar de su boca un "gracias mi Amo" mezclado con saliva. Su Amo se agachó, le acarició el pelo y la besó en los labios mientras su alma decía para sí mismo "gracias a ti, tesoro mío".

4/3/10

Sano, Seguro y Consensuado... con un toque de humor

Hace unos dias que me topé con un anuncio... Un toque de humor que espero que por lo menos os despierte las mismas risas que a mi. Aunque es algo que uno no debe tomarse a risa...

1/3/10

yo y mis crisis...

Echo de menos esos dias en los que el gusanillo me mordia el estómago cada vez que la fecha se acercaba. La incertidumbre siempre ha sido una tortura, dulce en mi paladar, amarga para el corazón. Y vivo en ella, en la incertidumbre de no saber cuando sera la proxima vez, en la distancia de un aliento que me da vida, pero que cada vez siento mas lejano debido a las circunstancias. Se dice muchas veces que el tiempo y la distancia todo lo curan, en este caso todo lo hieren. Siento un vacio enorme en mi interior. No quiero sentir porque hacerlo significa dolor, y prefiero quedarme al margen de mis sentimientos, dejando que el frio vaya calando en mi.

Tengo clara mi condicion, tengo claro lo que deseo, tengo claro a quién pertenezco, pero si el destino no me lo permite, vale la pena morir en el intento? Me consumo en mi letargo, mas por el echo de saber que puedo herir, que por el hecho que me esté doliendo a mi. Pero es inevitable que una cuerda demasiado tensa se deshilache, y la cinta americana no es suficiente para unir los cachos que se han roto.

Ahora estoy aqui, frente a esta pantalla, escuchando musica, recordando momentos que un dia me llenaron de felicidad, y las lágrimas inundan mis ojos sin poder remediarlo. Me se fuerte, me se tenaz, pero la lucha parece interminable, y las fuerzas ya no son las mismas. Y tengo miedo, miedo a dejar de sentir para siempre, porque sentir me hace viva y me completa.

No puedo seguir escribiendo, ahora estoy colapsada. Tenía ganas de escribir y lo he intentado. No se si alguien va a poder entender mis palabras, me da la sensacion que ni yo me comprendo, pero aqui lo dejo, por si alguien es capaz de sacarme de mi madeja de lana torturada por un gato salvaje.

16/2/10

Unas imágenes valen mas que mil palabras....

Muchas veces, cuando intento explicar a alguien qué es el BDSM, me faltan palabras. Hay demasiadas sensaciones que no pueden describirse, y muchas veces caigo en el error de intentar justificar el porqué me metí en este mundo, dejando a un lado la esencia del mismo.

Hace unos dias, visitando el blog de una amiga a la que aprecio muchisimo, aunque la distancia me impida darle un abrazo cada vez que tenemos la ocasion de cruzar algun comentario, vi un video que me encantó, un video que me llamó la atención porque es capaz de poner en imagenes y en pocas palabras esa esencia que tantas veces olvido cuando "justifico" mi decision...

Os invito a visitar su blog, vale la pena, y AQUI os dejo el enlace para que disfruteis de las imágenes.

Kaya, perciosa, muchas gracias.


P.S.  La banda sonora del video es de Soda Stereo, vale la pena escuchar con detenimiento las letras...

13/2/10

Reencuentro

Por delante de mis ojos mil imágenes abrasaban mis pupilas, intenté apartar la mirada hacia otro lado dónde la quietud me llevara a donde la serenidad y la paz reinaran. No lo conseguía, seguía sintiendo el murmullo de los recuerdos azotando mi razón con demasiada furia. Necesitaba de Sus manos para apagar la sed que tenía, sed de entrega, sed de todo lo que recibo cuando me doy entera.

Las imágenes de mis recuerdos me transportaban a otra dimensión en la que el ruido del látigo marcaba el compás de mis respiraciones, gemía a cada latigazo, con tal precisión que incluso era capaz de sentir el calor del cuero acariciándome, la fuerza de Su mano utilizando el instrumento de mi dulce tortura... Cuando sentía tan vivo ese recuerdo, a penas era capaz de contenerme. No aguanté mas, cogí el teléfono y me dispuse a mandar un sms... al día siguiente en el lugar de siempre.

Dejé todo para poder asistir al encuentro. Ver Su sonrisa cuando me vio me llenó, la luz que inundaban Sus ojos, Su abrazo...Después de un café nos perderíamos en los placeres del reencuentro. Y así fue, lejos de la humanidad me sentí de nuevo viva en Sus manos. Sentí el calor, que tanto echaba de menos, en Sus abrazos, en Sus caricias, en Su voz oscura y cálida. Me sometió con severidad, me entregué con el alma, le di todo cuanto deseó sin que tuviera que pedirme nada, Él sabe que lo tiene todo, las palabras sobran tantas veces...

Ese día sentí el dolor más agudo que había sentido nunca, creí que de un momento a otro mi cuerpo dejaría de ser mío, me vi al borde del precipicio, a punto de caer en el desmayo. Veía en Sus ojos cómo recibía de mi cuerpo el placer que yo sentía ante tal sensación, mi sexo delataba la excitación que mis palabras, ahogadas en gemidos desesperados, no eran capaces de expresar, y yo al borde del precipicio... qué dulce tormento! Me sentí plena, mágica, gigante, me sentí tan especial por poder dar lo que de mí desea, que no puedo sentir sensación que me llene de orgullo más, que la de sentir, la de saber que le pertenezco.

Me siento feliz de mi pequeña locura, de haber dejado mi vida por unas horas para poder estar a Su lado, de haber dado lo que de mí se espera y sentir la plenitud de ser quien soy en Sus manos. Gracias, mi Amo, por permitir que así fuera.

2/2/10

Un sueño o una fantasía...

Estaba aun en la cama cuando sonó el teléfono. Era Él. Quería que nos viéramos en ese momento, me esperaría en un bar de carretera. Me levanté corriendo, me puse las medias, los tacones,... la ropa que a Él le gusta, como siempre. Bajé las escaleras corriendo, me subí al coche y fui hacia el lugar dónde me indicó.

Al abrir la puerta del bar recorrí cada una de las mesas con la mirada, hasta que me detuve en sus ojos, en mi cara se dibujó una amplia sonrisa, Él seguía con su gesto inamovible, me encanta...Me dirigí a la mesa ante la mirada de la gente del bar, era un bar de carretera lleno en su mayoría por camioneros, y me senté a su lado. El camarero me preguntó qué quería y pedí un café con leche, no había tenido tiempo de desayunar. Mi Amo me cogió la cara y me besó largamente.

Cuando terminé con el café le pregunté el por qué de tanta prisa, y entonces me dijo: "quiero que vayas al baño, no cierres el pestillo, ponte esto en los ojos (me dio un pañuelo), en ningún momento te lo quites. Hay alguien que va a usarte, un amigo mío, no te preocupes por nada. Ya sabes lo que tienes que hacer"

Ante semejante orden se me hizo un nudo en el estómago, reconozco que estaba muy nerviosa, aunque la situación me pareció excitante. No podría saber su cara, solo sentir y notar un cuerpo que se me antojó que sería de los que salen por la tele y que nunca encuentras por la calle. Me levanté, y me dirigí al baño con el pañuelo en la mano. Antes de abrir la puerta busqué Su mirada, y me hizo un gesto de aprobación.

 Abrí la puerta y entré. Una vez dentro desabroché un par de botones de la camisa, me puse el pañuelo y esperé de espaldas a la puerta. Al poco rato la puerta se abrió, y se cerró deprisa. Oí el cerrojo, y una respiración acelerada que se acercaba a mi oído. Noté unos labios besando mi cuello, unas manos recorriendo mi cintura hasta coger con fuerza mis nalgas. Una boca sedienta de la mía que me besó con pasión. Entonces me dio la vuelta y empezó a jugar con mis pechos, a lamerlos, succionarlos, se embriagó con ellos, su respiración cada vez era más fuerte. Me hizo apoyar la espalda en la pared, me levantó una pierna y con suavidad puso mi pié encima de la tapa del váter. Entonces empezó a jugar con su lengua en mi sexo. Después añadió sus dedos que, junto con su lengua, me derretían de placer.

Supongo que fue por el morbo de la situación, por el hecho de saber que estaba cumpliendo Su orden, pero me dejé llevar por los placeres que ese desconocido me brindaba, y no tuve otra que morder con fuerza mi mano para no gritar en ese momento. Entonces se detuvo, bajó mi pierna y me cogió por los hombros, comprendí lo que quería, y me arrodillé, abriendo mi boca para que se sirviera de ella. Me penetró la boca con suavidad, me agarró la cabeza y empezó a follarme cada vez con más fuerza, cada vez más adentro, hasta la garganta, donde se detenía unos instantes para seguir después con sus idas y venidas. Entonces me volvió a penetrar hasta la garganta, me cogió por la nuca con una mano y con la otra me tapó la nariz. No podía apartarme, tenía mucha fuerza, entonces palpé la taza, levanté la tapa y en el momento en el que me soltó eché a perder el café con leche que un momento antes me había tomado. Me cogió la mano y puso en ella papel para que me secara y me ayudó a levantarme. Después oí que bajaba la tapa, me dio media vuelta, y volvió a levantar mi pierna colocándola encima del váter. Me hurgó con los dedos comprobando que sí estaba muy excitada y me penetró sin ningún miramiento, con fuerza, entraba y salía con desespero, yo volví a morder mi mano para silenciar mis gemidos, él respiraba cada vez más fuerte, pero en ningún momento pude oír su voz. Entonces me subió la falda hasta la cintura, sacó su miembro de mí, y noté su calor esparciéndose por mis nalgas. Cogió mi mano de nuevo, y de nuevo me dio papel para que me secara. Me agarró la mandíbula para girar mi rostro y me besó en los labios al tiempo que acariciaba mi mejilla. Oí como se abrochaba el cinturón, abrió el cerrojo, la puerta y se fue.

Entonces me destapé los ojos, el pañuelo estaba empapado de lágrimas, fruto de los placeres sentidos. Cogí más papel para terminar de secarme. Me puse bien la ropa. Miré el reflejo del espejo con una amplia sonrisa que el espejo me devolvió. Salí del baño y me dirigí de nuevo a la mesa donde mi Amo me estaba esperando.

Me senté y me acarició el pelo mientras me decía: "eres la mejor perra que he tenido jamás". Su orgullo era el mío, mis placeres los suyos, mis deseos sus perversiones, mi voluntad sus órdenes. Me hizo un gesto con la cabeza para que nos fuéramos, y le hice un no con mi cabeza, a lo que me miró con cara de interrogante y le contesté: "deja que me tome otro café, que el de antes se ha desperdiciado en el baño". Soltó una gran carcajada, y levantó la mano llamando la atención del camarero.

25/1/10

En mis días de soledad

Por circunstancias personales, hace muchos días que no nos encontramos, aunque no hayamos dejado de hablar ni un solo día. A veces pienso que la distancia me fortalece, me hace tener más ansias de llegar al siguiente encuentro, a veces la cuesta se me hace muy dura y más de una vez he pensado en tirar la toalla. Si dijera lo contrario mentiría.

Cuando vivo esos días en los que lo mandaría todo a paseo, pienso en todo lo que he vivido con Él, los grandes momentos, las risas, los llantos, todo. Y siempre acabo en la misma conclusión, mi sumisión es una necesidad para mí, no sé de otra forma de sentirme plena, necesito de la entrega para reafirmarme como el yo que tanto me ha costado reconocer que soy, pero no cualquier entrega. Supongo que habrá sido por suerte, o porque el destino así lo tenía planeado o porque los astros lo llevaban escrito desde el principio de los tiempos, no lo sé, pero he encontrado a un Amo con el que he podido expandirme y crecer desde la confianza absoluta. Cuando tengo en mente cortar con todo siento que jamás podré encontrar a alguien con quien tener tanta confianza. Veo muchos Amos 100% protocolarios, Amos prepotentes, Amos demasiado posesivos, Amos que se creen con derechos que no tienen (si no es porque la sumisa así lo aceptara), y miles de Amos más. Por otro lado veo demasiadas veces sumisas sacrificadas, en relaciones estancadas, con miedos infundados por culpa de la mala comunicación con sus Dominantes, dejando que sus Amos sobrepasen sus límites por miedo a ser rechazadas, y mil sumisas más. Y entonces pienso en la gran suerte que he tenido al iniciarme en manos de quién lo he hecho.

Siento que si un día mi relación con mi Amo se acaba, mi yo-sumisa, tal y como la siento ahora, se perdería para siempre. Podría entregarme a otras manos, si, pero jamás sería de la forma tan pura que lo hago ahora, ya no sería perfecto. Los límites que hoy por hoy he podido dejar en manos de mi Amo porque mi confianza es mayor que mis miedos, saldrían a la luz. Los miedos que dejé de sentir hacia lo desconocido por tener la certeza que nada puede pasarme, se harían públicos. Los sentimientos no serían los mismos. La confianza y la compenetración no podrían ser tan gigantes. El ojal y el botón parece que en nuestro caso han sido hechos a medida, y la belleza que eso entraña es tan grande que creo que es insuperable.

En esos momentos en los que lo mandaría todo al agua, miro dentro de mí, y después de reflexionar y comerme la pelota en si el sacrificio vale o no la pena, de pensar qué sería de mi en el caso que todo terminara, después de darme cuenta de nuevo que me siento la mujer más afortunada de la tierra,  pienso en las ansias que tengo de poder estar de nuevo juntos y así continuar mi viaje de Su mano.

19/1/10

Premio amante literario

Esta mañana he ojeado mi blog, como hago habitualmente, y me he percatado que había un nuevo comentario en una entrada, en el comentario se me alertaba que había una sorpresa esperándome en el blog de una amiga de mis palabras. Ante mi curiosidad el ratón ha ido velozmente a clicar en dicho blog, y al ver de qué se trataba debo confesar que me he emocionado. Me han regalado un premio, un premio precioso, un premio que me da alas para seguir, para sentir, para imaginar y redactar con mi alma todo lo que mi cabeza, mi cuerpo y mi corazón sienten. Es un premio con instrucciones, así que voy a intentar hacerlo lo mejor que pueda, ya que es un deber para mí al haber sido merecedora de este honor. Así que, allá voy!

Las condiciones del premio son:

1.- Decir por qué amo tanto leer.

Me transformo en mil personas y seres diferentes, viajo por lugares extraordinarios, conozco gente increíble, hago cosas inimaginables, incluso puedo llegar a tener poderes mágicos cuando me sumerjo en las páginas de un libro, por eso amo tanto leer, me apasiona. En los blogs conoces la esencia de las personas, su alma se transforma en algo tan transparente que fluye en un río de sentimientos de gran pureza, sin saber nada de dicha persona puedes llegar a su rincón más oculto, y lo mejor de todo es que muchas veces puedes verte reflejada en él.


2.- Mostrar la imagen del premio

A que es precioso????

3.-Agradecer a quién te lo envío.
 
Ninfa, preciosa, no tengo más palabras que mil gracias por haberme entregado este premio..., ni con el mejor telescopio existente se podría hallar hasta dónde llega mi gratitud! Un gran abrazo y un beso.
 
4.- Entregárselo y avisarlo a diez personas más.

Hace relativamente poco que estoy en el blog mundo. Encontrar a diez personas que merezcan este premio es difícil, no por el número, sino porque hay muchas que aun no he tenido el placer de leer, porque hay muchas que quedaran fuera de esta lista y espero que sepan comprender que si no las incluyo no es por nada personal, sino que es porque no acabaría nunca. Para todos los que habeis hecho que ame la lectura, tambien os lo doy


Morgana Vatori ... por ser mi musa, mi niña mala, por enamorarme, por ser cómo eres, por ser la culpable de mi blog y porque te lo mereces todo preciosa.


Persea ... porque las imágenes y las palabras de tu blog son pura belleza.


Kaya ... porque te sigo, y me encantas.


Nadine de Donatio ... por ser un ejemplo a seguir.


Danton Maltes ... por ser como eres, por tus entradas y tus comentarios


Amelie{NMS} ... por tu pureza, tus comentarios y tus artículos.


Iara ... por ser mi inspiración tantas veces.


Sayuri ... porque yo tambien odio la Navidad...

anitaK[SW] ... por inspirarme en cada una de tus palabras, por escribir como lo haces, me encantas.


Rosa Peñasco ... por tu libro "la sumisa insumisa" y por haber dejado tu comentario en mi blog, gracias.

No se si esto es o no legal, pero tambien querria dar el premio a alguien que ya lo tiene, a Ninfa, porque es un placer leerte.

Y una mención especial...


Alessandro Varicco ... por ser quien me hizo amar los libros, porque sus palabras son pura mágia, belleza absoluta.

18/1/10

Música

Lo sé, lo siento dentro. Me escuece muchas veces, y aguanto con valentía para no gritar. Muda, has puesto un bozal invisible en mi boca para que no llame la atención. Tengo ganas de gritar, pero sigo intentando pasar desapercibida entre la multitud. Caminando con prisas, mirada altiva, sin titubeos, fuerte y capaz, sigo mi camino, paso firme, se a donde voy. ¿Realmente lo sé? Ni idea, pero sigo sin dudarlo ni un instante porque ahora es lo que quiero, seguir. Los tacones golpean las aceras de la ciudad escribiendo la melodía de una percusión en la partitura de mi vida. Al compás, sin perder el ritmo se dibujan los compases en el pentagrama. Me imagino pisando el pentagrama y dibujando con el tacón cada nota que deseo que suene... es bella la imagen, que hermosa me veo, qué sinfonía tan perfecta.

Mientras mi cabeza se funde con los sonidos de la calle y dibuja canciones, mi mirada se pierde en tu mirada. Me das la espalda y sigues caminando. Muda, con mi bozal invisible, apago la sed de mi boca de gritar tu nombre. Sigo mi camino, sigo tus pasos. ¡Qué sinfonía tan perfecta!

7/1/10

Resumen del año en que nací

No sé si este sería el título más correcto, igual tendría que haber puesto "resumen del año en el que me acepté", pero sea como sea durante este año he florecido, he nacido como sumisa, he crecido como tal, aunque la esencia sumisa estuviese dentro de mi mucho antes...

Fin de año... da mucho que pensar, supongo que el fin del año, al ser una fecha muy marcada hace que reflexionemos y hagamos inventario sobre la etapa vivida durante los últimos 365 días. En mi última etapa los cambios en mi vida han sido mayúsculos. Ya no solamente por el hecho de haberme entregado a mi Amo, sino por muchas cosas más que han ocurrido en mi entorno, y que muchas veces, casi diría que demasiadas, han hecho que casi me derrumbara emocionalmente, hasta el punto de plantearme si sería capaz de entregarme en mi relación D/s como es debido.

No hablaré de mi vida personal, igual algún día de estos me planteo hacer un blog-diario contando mi vida, pero aquí solo hablo de mi yo-sumisa, de esa parte de mí que necesita entregarse como el aire que respiro, de esa parte de mí que es capaz de todo y de mucho más para y por su Amo, esa parte de mí libre de todo complejo, de todo tabú, de todo límite preconcebido, libre de entregarme hasta mis propios límites. Límites que aun no conozco, por cierto.

Durante este último año he conocido el BDSM, a mi Amo, a anubis (la sumisa que llevaba dentro), a mí misma, un nuevo camino que recorrer,... He crecido tanto que cuando intento hacer balance del año se me acumulan los términos, el inventario es demasiado extenso como para contabilizarlo todo. Me faltan palabras para describir todo lo que he sentido y siento.

Tuve mi primera etapa, de acercamiento al mundo BDSM, llena de miedos, preguntas, de morbo, de ganas, de prisas por aprender. Mi segunda etapa fue la de confirmación y aceptación de mi condición, una etapa llena de muchos más miedos, una etapa en la que mi Amo me hizo suya y me moldeó para que fuera perfecta para él. Una etapa en la que aprendí que cada paso es vital para dar el siguiente, que cada cosa llega a su tiempo, sin tener que buscarla, las cosas surgen, la imaginación es infinita, y mi confianza plena. En esta etapa eché por tierra todos los límites que un día creí que tenía, y al desconocer los siguientes los dispuse en manos de mi Amo, Él sabe perfectamente cuando y hasta cuando, en sus manos he aprendido a no tener miedo, aunque jamás he perdido el respeto a las cosas que un día me aterraron. Fue una etapa difícil, llena de retos que hice personales, me demostré a mi misma que era capaz de todo, y lo más importante aprendí a disfrutar cada uno de los momentos vividos y a saborearlos, sintiendo los mayores placeres que alguien pueda imaginar. No hace mucho que terminó esta segunda etapa, ahora estoy en la tercera (ignoro cuantas habrá), y es una etapa llena de belleza, de placer, en la que mi entrega va mucho más allá. Tengo la forma deseada, aunque los matices de la figura se vayan haciendo sobre la marcha, hay tantas cosas que aun tengo que aprender... Pero me siento completa, capaz, con fuerza, con ganas de afrontar cualquier reto y de probar nuevos placeres de la mano de mi Amo.
Y sigo aquí, en pié, mirándome al espejo y viendo que soy perfecta, y no solo a los ojos de mi Amo que así me ha hecho, sino por mi misma que siento el orgullo de pertenecerle, y de haber dejado que me moldeara así, dándome la confianza suficiente como para superar los miedos y los retos que un día llamaron a mis puertas.

Resumir el último año... no soy capaz de encontrar una palabra para resumirlo, cuando la encuentre la escribiré. Simplemente este es el año en el que mi preciosa anubis ha nacido, ha crecido y seguirá creciendo hasta que el destino lo dicte. Ha sido un año MARAVILLOSO, si, esta sería la palabra. Duro, muy duro, triste a veces, pero al fin y al cabo siempre es un placer conocerse a una misma y aprender a quererse, por más que a veces cueste demasiado... Dentro de un año espero seguir contando mi historia, venciendo etapas, y caminando de Su mano, y ojalá cada uno de los años siga siendo tan mágico y maravilloso como lo ha sido este.

Feliz año a tod@s, y gracias por dejar que comparta con vosotros mi vida en estas páginas.

anubis{M}


24/12/09

Feliz Navidad

anubis os desea
de corazón
que paseis una muy
feliz Navidad!!!

15/12/09

Una ocasion especial... (parte 2)

Cuando abrió la puerta, me percaté que había un trípode con una cámara.


- ¿Vas a filmarme? – le pregunté.

- Sí. –respondió. – ¿No te parece bien? – me preguntó.

- Sabes que haré todo lo que tu desees, mi Amo, pero no quiero que la grabación caiga en según qué manos.

- No te preocupes, sabes que siempre cuido de ti, y seguiré haciéndolo.

Lo sabía, es más, alguna vez me había filmado pero, si he de ser sincera, me daba corte saber que iba a filmar la sesión, nunca me ha gustado verme por la pantalla.

Cogió un plug hinchable, le puso un poco de lubricante, me hizo quitar el tanga y me lo introdujo. Bombeó una vez, notaba como se dilataba dentro de mí. Bombeó otra vez, notaba la tensión de mi esfínter contra el tamaño en aumento del plug. Me encantaba esa sensación, decir lo contrario sería mentir. Salió de la habitación y me dejó allí, de cuatro patas, con el plug hinchado, notando como mi culo se dilataba por momentos, cada vez sentía menos tensión, se amoldaba al plug a la perfección.

Al cabo de poco rato oí sus pasos acercándose, se abrió la puerta y se quedó mirándome desde el umbral. Metió la mano en el bolsillo y sacó un pañuelo negro. Cogió la correa y tiró fuerte de ella para que me levantara. Me tapó los ojos.

- Quítate las pinzas, ya hace demasiado rato que las llevas. Con cuidado, te dolerá.

Lentamente abrí una de las pinzas. Por más cautelosa que fuera liberando mi pezón, la sensación que tenía era la de una aguja clavándose en él. Era un dolor muy agudo, delicioso. Cuando liberé por completo el pezón lo masajeé lentamente para reactivar la circulación, como mi Amo me había enseñado. Después repetí la operación con el otro. De igual forma sentí aquel dolor punzante, de igual forma sentí placer con ello. La tensión de mi cuerpo ante el dolor hizo que me percatara de nuevo en el plug que habitaba en mi cavidad, gemí.

- Dime como te sientes zorra. Mírate, dime como te ves ahora, así, sodomizada por una polla de plástico, gimiendo como una perra. ¡Díselo a tu Amo! - me ordenó.

- Me siento... - no sabía cómo explicarme, eran tantas las sensaciones que tenía, que no lograba ordenarlas para expresarme

- ¡Dímelo! - volvió a ordenarme.

- Mírame mi Amo, aquí tienes a tu perra, a tu zorra. Me siento tuya, puedo sentirme todo y sentirme nada, me siento vulnerable al máximo, y a la vez soy capaz de todo contigo. Soy una puerca, una guarra que se moja por momentos ante tu presencia. Solo se servirte, hacer lo que tu deseas, sirvo para darte placer, como una vulgar puta, como la puta que soy, tu puta, mi Amo. Esta perra desea que la tomes, espero ser digna de que me sometas y me uses. Haz de mi lo que quieras.

- ¿Y qué es lo que necesita mi puta?

- Dolor mi Amo, tu puta necesita dolor...

Una lágrima se escapó rodando por mi rostro, podían más las ganas que mi razón.

- Dame dolor mi Amo, por favor...

Estaba suplicando, era la primera vez que pedía algo a mi Amo. Jamás había exteriorizado de aquel modo una necesidad, me avergoncé y le pedí disculpas. Mi Amo se acercó y me abofeteó con fuerza. Noté sus dedos marcándose en rojo en mi mejilla. Y con tono severo me dijo:

- ¿Quién te crees que eres para pedirme nada? Sabes que tu Amo te dará lo que mereces. No vuelvas a suplicarme jamás. ¿Entendido?

- Sí, mi Amo - contesté.

- Abre la boca, quiero ver como babeas como la perra que eres.

Me puso una mordaza de bola. Me cogió por el brazo y me colocó en el centro de la habitación, donde cuelgan desde el techo unos grilletes. Me ató las manos. Con la fusta me dio un golpe seco en cada muslo para que abriera las piernas, y así lo hice. De nuevo apretó la pera del plug, lentamente. Notaba como mi cavidad se iba dilatando al ritmo que el plug se hacía más grande. Empezó a jugar con él. Lo movía lentamente al principio, haciendo movimientos rotativos, después lo sacó parcialmente, noté el frio del lubricante que añadió, movió el plug un poco para que se esparciera bien y lo metió de golpe. Después estuvo un rato metiéndolo y sacándolo bruscamente. Finalmente lo dejó en mi interior.

Cogió mis pezones y tiró de ellos con fuerza. Estaban doloridos por las pinzas, gemí.

- ¿No era eso lo que querías? Pedias dolor, ¿verdad puta?

Asentí con la cabeza. Notaba como mi humedad se deslizaba por mis muslos. Sentí vergüenza por el hecho de sentir tanto placer. Entonces empezó a golpear mis pechos con la fusta. Los acariciaba y volvía a golpearlos. Así durante un rato, hasta que el dolor era casi insoportable, hasta que notó que estaba a punto de correrme. Entonces, al notar la tensión de mi cuerpo al borde del orgasmo, paró en seco.

Cogió con fuerza mi mandíbula y dibujó mi barbilla con su lengua, mezclando su saliva con la mía. Mi lengua sedienta topaba con la bola. Deseaba tanto beber de su boca que aun babeaba más.

Noté como abría los labios de mi sexo, empezó a tirar de ellos. Me dio unas cuantas palmadas y después me puso pinzas. Era tanto el placer que sentía que notaba que me faltaba el aliento. Recuerdo que en aquel momento no sabía si lo que sentía era del placer, o ese ligero mareo era causado por hiperventilación, pero seguí dejándome llevar por el placer. Empezó a golpearme con la fusta en el clítoris. Después movió las pinzas y las golpeó con tal precisión que en cada fustazo saltaba una pinza. Entonces vino el látigo, podía notar el calor del cuero marcando en rojo mi culo en cada golpe, la espalda, el sexo… La sensación del látigo es tan envolvente que llega a ser una caricia para mi piel, el dolor aletargado de cada latigazo se convierte en un calor latente que perdura durante mucho rato. Era tan grande el placer que sentía que no pude reprimirme y estallé en un orgasmo brutal.

Me faltaba el aliento, las piernas me temblaban, apenas me tenía en pié. Quitó el resto de las pinzas con la mano, me acarició con suavidad. Liberó mis manos y me ayudó a tumbarme en la camilla. Me quitó la mordaza y me preguntó:

- ¿Qué te ha pasado, zorra?

- Me he corrido mi Amo, no he podido aguantar más, lo siento…

Me incorporó y apoyó mi cabeza en su pecho. Me acarició el pelo.

- Gracias mi Amo – le dije.

Deshinchó el plug y, con cuidado, lo sacó. Metió dos o tres dedos, no lo sé, en mi cavidad para ver si estaba dilatada. Lo estaba. Me hizo sentar poniendo una pierna en cada lado de la camilla y subió el respaldo para que quedara medio sentada. Oí como colocaba las perneras en la camilla y, finalmente plegó la parte inferior. Supe lo que quería, así que me senté justo en el borde y puse mis piernas en las perneras. Quería jugar conmigo.

Oí como se ponía los guantes de látex. Noté el frío del lubricante que esparcía con la punta de los dedos por mis dos cavidades. Entonces empezó a penetrarme con los dedos, con suavidad, poco a poco. Cada vez se sumaba otro dedo, hasta que noté como cedía la tensión ante el dichoso huesecillo del dedo gordo. Estaba dentro de mí. Entonces cerró el puño y empezó a jugar, a meterlo y sacarlo, primero parcialmente, luego por completo. Noté de nuevo el frio del lubricante cuando entró en acción la otra mano. Iba metiendo y sacando los puños alternativamente, se paraba un rato a jugar dentro y volvía a salir y entrar. Mis lágrimas empapaban el pañuelo, ahogaba mis gemidos mordiéndome la mano. El placer era extremo, como si estuviese en un orgasmo constante. Se entretuvo a explorar mi cavidad abriéndola con ambas manos. Lamió mi clítoris por unos segundos, nunca lo hace. Después metió uno de los puños y empezó a meter la otra mano al mismo tiempo, notaba la tensión, pero lo hacía tan lentamente que mis tejidos cedieron sin problema. Era la primera vez que lo hacía, que me abría de esa manera. Jugó un buen rato de ese modo, no sé cuantas veces me corrí.

Entonces cogió un guante y me lo puso.

- Mira cómo estás, zorra, cabrían tus dos manos ahora mismo.

Guió mi mano hasta mi sexo e hizo que metiera mi puño dentro. Realmente estaba muy dilatada, me sentía muy guarra, me sentía un agujero usado.

- ¿Te gusta estar así, zorra?

- Sí, mi Amo, sabes que me encanta sentirme usada.- dije medio susurrando, porque me faltaba el aliento.

Me quitó el guante y me apoyé en el respaldo. Entonces empezó a penetrar mi culo con los dedos. No podía evitar gemir. Poco a poco fue introduciendo los dedos, uno a uno, hasta llegar al cuarto. Entonces empezó a dar movimientos rotativos con la mano y de vez en cuando se entretenía a tocarme el clítoris con el dedo gordo mientras abría los dedos dentro de mí. Noté como hacía despuntar el clítoris con la otra mano, abriendo poco a poco mis labios, y empezó a rozar el punto más sensible con el dedo gordo. Era deliciosamente desagradable. Los espasmos que tenía por el contacto brusco con ese punto tan sensible, hacían que me contrajera, pero su mano no cedía ante la presión de mis músculos, y aun hurgaba más fuerte.

Esa mezcla de dolor y sensaciones me transportaba a otra dimensión del placer. Me sentía como un vulgar objeto que servía solamente para dar placer a mi Amo, pero ese placer era recíproco: cuanto más me usaba, cuanto más manipulaba mi cuerpo, cuanto mayor era la vejación, cuanto más guarra me sentía en sus manos, mayor era mi placer, me sentía más libre de tabúes y de complejos, me sentía más mujer, mas capaz de todo. Sentía que estaba en otro nivel, por encima del resto de los mortales, cuanto más sometida estaba, cuando mas suya me sentía.

Seguía en mi cumbre de placeres indescriptibles cuando de repente sacó su mano de mi culo, bajó mis piernas de las perneras y me ordenó que me pusiera a cuatro patas, apoyada en la camilla. Notaba lo abierta que estaba, aun más cuando separó mis nalgas con ambas manos para observarme. Entonces dio la vuelta a la camilla, puso su boca cerca de la mía, me besó suavemente y me dijo:

- Eres preciosa.

Me eché a llorar como una cría. Jamás pensé que esas palabras pudieran tocar mis sentimientos de la manera que lo hicieron. Sentí el orgullo que sentía mi Amo al poseerme sintiéndome suya. Y así, sin más, penetró mi culo con fuerza, con más fuerza que nunca, me agarró del pelo y tirando hacia Él notaba cómo se movía dentro de mí a grandes golpes, y de repente noté la tensión de su miembro, y su calor que me inundaba. Me regaló todo su placer.

Estaba tan extasiada que a duras penas pude susurrar un “gracias”. Entonces bajó el respaldo de la camilla, me hizo tumbar en ella y me tapó con una manta. Estaba temblando. Tenía mucho frío. Me acercó un poco de agua y bebí de golpe hasta la última gota del vaso. Me acarició el pelo de nuevo y me dijo que descansara. Me pregunté entonces por qué no me destapaba los ojos, pero no dije nada. Oí sus pasos alejarse y no recuerdo más que el despertarme en la habitación con mi Amo sentado a mi lado observándome.

- ¿Como estas?

- Bien, mi Amo, estoy bien. Muy cansada. – contesté.

- Deja que te ayude a quitar el corsé y duerme. Come algo primero.

En la mesilla había un vaso de leche y unos bollos. Me senté en la cama de espaldas a mi Amo y me ayudó a desabrochar el cordaje del corsé. Me tapé la espalda con la manta y devoré los bollos y la leche ante la mirada de mi Amo. Ambos nos miramos y estallamos a reír a la vez.

- ¡Veo que tenías hambre! – dijo.

- ¡Pues un poco sí! - dije con la boca medio llena por un trozo de bollo.

Seguimos con las risas un rato cuando le pedí a mi Amo que me abrazara. Me sentí tan bien en sus brazos que hubiese parado el tiempo para seguir abrazados eternamente. Entonces le pregunté:

- ¿Qué tal la sesión?

- Eres la mejor, y lo sabes. Venga, acuéstate y mañana hablamos con calma, que estas muerta. Eres la mejor – repitió.

Me tumbé en la cama, me tapó, me dio un beso en los labios. Vi cómo se alejaba me miraba desde la puerta y apagó la luz. Sus palabras se transformaron en un eco que rebotó en mi alma hasta que cedí ante el cansancio y me dormí.

El lunes por la mañana fui al trabajo aun dolorida por la sesión del viernes. Más que dolorida, sentía el calor de los latigazos aun tatuados en mi piel. Cuando tenemos sesiones de esta índole, el calor del látigo suele tardar tres o cuatro días en desaparecer. Debo reconocer que me encanta la sensación. Me recuerda en cada momento lo vivido con mi Amo.

Cuando entré en la oficina y di los buenos días, me extrañó la euforia con la que me saludó Alberto. Pero no le di ninguna importancia. Me fui a mi despacho y me puse a trabajar en el montón de facturas y albaranes que habitaban mi mesa. Recuerdo que cuando fui a por café, Alberto vino hacia la cafetera y con una sonrisa me preguntó:

- ¿Qué tal el fin de semana?

- Muy bien, gracias – respondí.

- Tengo una cosa para tu Amo y para ti, a la hora de plegar te la doy.

- ¿Y qué es? – pregunté.

- Es una sorpresa, preciosa.

Se sirvió un café y se fue hacia su mesa. Yo me quedé allí, aguantando mi baso, sin reaccionar ante la sorpresa que Alberto tuviese que darme algo. Me comí la cabeza un rato preguntándome qué sería. Ante la duda opté por dejar de pensar y me fui a mi despacho.

Cuando faltaba poco para la hora de plegar, Alberto llamó a la puerta de mi despacho. Antes que yo contestara entró y cerró la puerta detrás de él.

- Toma, aquí la tienes.

Me dio un sobre con un CD dentro. Le pregunté:

- ¿Y de qué es? ¿música?

Alberto se echó a reír a grandes carcajadas ante mi pregunta. Aun con una sonrisa burlona en la cara me dijo:

- No preciosa, no es música. Es mucho más bello que la música. Es más bien una película. Espero que os guste el montaje.

Cuando llegué a casa le comenté a mi Amo que Alberto me dio una película. Mi Amo me dijo que la pusiera, que iba a gustarme. Encendí la televisión y puse el CD. Me senté en el sofá, al lado de mi Amo, y le di al play del mando a distancia. Entonces, ante mi sorpresa, vi a una zorra a cuatro patas a la que su Amo le hacía quitar las pinzas, a la que humillaba, a la que ataba a unos grilletes que colgaban del techo en el centro de una habitación, a la que sometían con dureza y con cariño a la vez. Entonces me percaté que Alberto fue quien filmó la sesión e hizo el montaje. Sentí vergüenza por Alberto, pero ver las imágenes me hizo ver la belleza de la sesión, lo grande de ser sumisa, lo gigante que puedo llegar a ser en manos de mi Amo.


FIN

14/12/09

Una ocasion especial... (parte 1)

Estaba en el trabajo, sentada frente al ordenador de la oficina, tecleando la carta que me dictaba el comercial, para mandarla a un cliente. Quedó mudo por segunda vez, a lo que aparté la mirada de la pantalla y le pregunté si pasaba algo. En su boca se dibujó una sonrisa burlona y me preguntó de dónde había sacado el anillo que llevo. Le dije que me lo había regalado una amiga. Me preguntó si sabía el significado del triskel que hay grabado en el anillo Me puse seria, le dije que sí. La sonrisa burlona se convirtió en una carcajada, a lo que empecé a ponerme nerviosa y, algo mosqueada, le pregunté si íbamos a terminar con la carta o a hablar de cosas personales, porque yo tenía cosas que hacer y no tenía tiempo para más.

- No creo que tengas ni idea de lo que significa el triskel - dijo.

- Más que tú – le contesté.

Su gesto cambió de repente. Se puso serio, severo, su mirada se clavaba en la mía de tal modo que acabé por bajar la vista hacia el teclado. Cogió mi mano con fuerza y poniendo el anillo frente a mi cara me preguntó de nuevo si sabía qué significaba el símbolo del anillo. Grité un sí seco, molesta por su actitud, cabreada por su prepotencia, y aun mas porque me ganó en el reto de miradas.

- ¡Dímelo! - me ordenó secamente, a lo que respondí con furia:

- No eres nadie para mandarme nada, y no tienes ningún derecho a hablarme de esta manera.

Me hacía daño, apretaba mi muñeca con fuerza y seguía esperando mi respuesta en silencio, sus ojos clavados en los míos y su mano apretando cada vez con más fuerza mi brazo.

- Si no sabes lo que significa el triskel búscalo en el google! – le grité, y con un gesto seco intenté liberar mi brazo de su mano. No pude. Tenía miedo, no sabía qué hacer, seguía allí sentada, con mi mano presa por la suya, su mirada severa castigándome sin decir ni una palabra, me sentí impotente y furiosa pero sobretodo impotente.

- Así que aquí tenemos a una puta sumisa.- dijo.

- Sólo lo soy para mi Amo- contesté.

Al decir esas palabras me soltó la mano. Me acaricié la muñeca con la otra mano, me dolía. Y volviendo mi mirada a la suya y con toda la furia del mundo le dije:

- Antes que preguntes si tengo o no dueño ya te digo de entrada que sí lo tengo, así que déjame en paz porque yo a ti no te debo nada. ¿Seguimos con la carta o piensas quedarte toda la tarde mirándome y haciéndote una paja mental conmigo?

Seguía sintiendo miedo, aunque intenté disimularlo mostrándome segura de mi misma y un tanto prepotente hacia él.

- Mis respetos a tu Amo y discúlpame, si puedes.

Sus palabras me sorprendieron. Su gesto se suavizó. Aunque su mirada ya no era un puñal amenazante no se apartaba de la mía, y le contesté:

- Tus respetos serán transmitidos, no hay nada que perdonar, pero la próxima vez pregunta con educación y no tendré ningún inconveniente en contestar de igual forma. ¿Seguimos?

Cuando terminamos con la carta salí del despacho camino a la impresora, me siguió con la mirada a través de la cristalera del despacho. Me sentía algo incómoda por la situación, aunque me enorgullecía de haber puesto los puntos sobre las íes. Regresé con el documento y sin mediar palabra se lo di y regresé a mi despacho.

La tarde siguió con cierta intranquilidad, me sentía perseguida por su mirada, aunque no cruzamos ninguna palabra más que no fuera imprescindible y sobre el trabajo.

Cuando llegué a casa le conté lo sucedido a mi Amo, me escuchó con atención, y después me dijo:

- Esta es mi zorra, estoy orgulloso de ti- nunca me llama por mi nombre, a veces hasta dudo que lo sepa – no te preocupes, mañana vendré a buscarte al trabajo, así verá a quién perteneces.

Al día siguiente, la jornada fue bastante tensa, no podía quitarme de la cabeza la escena del día anterior, y me sentía perseguida continuamente por la mirada de Alberto, el comercial. Por la tarde mi Amo, efectivamente, vino a buscarme. Lo que no podía imaginar es que conocía a Alberto. Ante mi mirada perpleja, se saludaron efusivamente, no supe cómo reaccionar y me mantuve al margen. No sé qué fue lo que se dijeron, de qué hablaron. Me aparté y me encendí un cigarro, no sabía cuál debía ser mi actitud frente a ellos, por lo que opté por no actuar. Fueron tres los cigarros que me fumé mientras ellos hablaban, lo recuerdo porqué pensé que estaba fumando demasiado, pero los nervios me podían. Al rato mi Amo me llamó, a lo que acudí sin demora.

- ¿Qué deseas?- pregunté.

- Alberto es un antiguo compañero de “batallas”, salúdale como es debido.

Agaché la mirada e hice lo que mi Amo me había ordenado. Se me hizo muy raro tomar esa actitud frente a Alberto, primero porque con mi Amo no usamos el “protocolo” del BDSM fuera de las sesiones, aunque me sepa la teoría, y segundo, porque mi relación con Alberto era la de compañeros de trabajo y se me hacía muy raro tratarlo protocolariamente después de tanto tiempo tratándolo como a un igual.

Al poco rato nos fuimos a casa, le pregunté a mi Amo qué actitud debía tomar con Alberto a partir de entonces, me contestó que simplemente fue una manera de marcar a quién pertenezco, que mi actitud con él debía ser la misma que hasta entonces, y que no me preocupara que no iba a acosarme ni a meterse conmigo por ser sumisa, que el tema había quedado más que claro. Sus palabras me aliviaron, aunque no salía de mi perplejidad por el encuentro. No le pregunté nada a mi Amo, no quise meterme en su pasado, y menos aun si no era Él quién sacaba el tema, por lo que me mantuve con la incógnita.

Pasaron los días y la relación con Alberto fue de lo más normal en el trabajo, como si el incidente del anillo no hubiese ocurrido nunca. Casi ya lo había olvidado, es más, se creó entre nosotros cierta complicidad por el hecho de saber de nuestra condición, y por la amistad entre él y mi Amo.

Ese día, por la tarde, mi Amo me hizo poner un plug para ir al trabajo. Otras veces me había hecho poner las bolas chinas para llegar a casa empapada y usarme a su antojo, lo del plug lo reservaba como castigo, pero aquella vez fue sin motivo alguno. Aun así obedecí sin rechistar. La incomodidad de llevarlo puesto me hacía pensar en Él todo el rato, pero la sensación era excitante, no recuerdo cuantas veces tuve que ir al baño para secarme. Suerte que por la tarde solo trabajaba tres horas, y la espera para llegar a casa no se me hizo muy larga. Confieso que estaba excitadísima, y solo tenía en mente mis deseos de ser sometida.

Al llegar a casa mi Amo me hizo quitar el plug. Me preguntó qué tal había ido la tarde, le confesé que estaba muy excitada, aunque me avergonzaba admitirlo.

- De eso se trataba, zorra. –me dijo.

Me ordenó que vistiera para una ocasión especial, que me pusiera el corsé nuevo de cuero, que deja mis pechos al aire, las medias, los tacones altos y el collar. Me duché, repasé mi sexo con la cuchilla, me peiné y me maquillé para la ocasión, me puse el perfume que mi Amo me había regalado por mi cumpleaños. Estaba perfecta, como a Él le gusta que esté. Entró en el baño y me ayudó a abrochar el corsé, tiraba de las cintas con fuerza, con mucha fuerza. La presión del corsé sobre mi cintura casi me ahogaba, pero delante del espejo me sentía preciosa, presa del cuero que mi Amo me imponía, y que moldeaba mi silueta con la misma belleza que mi Amo moldeaba mi persona. Iba a ser una ocasión especial, más de lo que hubiese imaginado jamás. Mi Amo se retiró y yo acabé con los detalles, me puse el collar, los zapatos de tacón, y volví a mirarme en el espejo, aun faltaba algo. Corrí hasta la habitación y cogí del cajón unas pinzas con unas pequeñas borlas de cuero negro colgando, y adorné mis pechos con ellas. Una última ojeada en el espejo me dijo que estaba perfecta, que a mi Amo le iba a encantar el detallito de las pinzas.

Antes de ir al salón pasé por la cocina a por agua, estaba algo nerviosa y tenía la boca seca. Le dije a mi Amo si le faltaba algo, a lo que me respondió que le llevara una cerveza bien fría y algo para picar. Al ser aquella una ocasión especial, cogí una bandeja y puse en ella el platito con las aceitunas y el de los cacahuetes, la cerveza y una copa helada. Fui hasta el salón, mi Amo estaba sentado en el sofá, con las piernas cruzadas y un cigarro en la mano. Cogí un cenicero de la mesita y lo puse en la bandeja. Me arrodillé frente a Él y se la ofrecí. Permanecí allí de rodillas sirviendo de mesilla, con la mirada baja y sin moverme. Después de apagar el cigarro y hacer un trago de cerveza, alargó su mano y me acarició el pelo, me encanta que lo haga, para mí es un símbolo de que aprecia lo que hago para Él. Acto seguido se entretuvo a jugar con las borlas de las pinzas, con el dedo las balanceaba, tiraba un poco de ellas y seguía jugando. Seguía quieta, cabizbaja, aunque notaba cómo me mojaba por momentos y cómo el bombeo de mi sangre se hacía más y más presente en mi sexo. Casi parecía que mi corazón había bajado hasta allí. Mi respiración delataba mi estado de excitación, mi respiración y mi humedad.

- ¿Estás cachonda? – me preguntó.

- Sí mi Amo, lo estoy. - le respondí.

- Deja todo esto en la mesa y ven aquí con tu Amo – me ordenó.

Sin mirarle a los ojos me levanté e hice lo que me había pedido. Dejé la bandeja sobre la mesa y volví a arrodillarme a sus pies. Se levantó, se desabrochó el cinturón, siguieron el botón y la cremallera. Agarró mi pelo con una mano mientras con la otra liberaba su miembro. Violó mi boca, con fuerza. No paró ni cuando tenía arcadas. Tuve la sensación que iba a vomitar en cualquier momento. A Él le daba igual, a mí también. Mis ojos derramaban lágrimas, mi boca babeaba, mi sexo se empapaba cada vez más. Me cogió la cabeza con las dos manos con fuerza, me penetró hasta la garganta con violencia, y apretándome contra su cuerpo se mantuvo quieto dentro de mí hasta que empezó a faltarme el aliento.

- ¿No querías polla? ¿Eh, zorra?

Me soltó bruscamente, estaba babeando como una perra. Intentaba recuperar el aliento cuando volvió a cogerme del pelo, pero esta vez para ponerme de pié. Apartó mi mano, que iba a secar mis babas, lamió mis labios, me besó profundamente, succionó mi lengua y bebió mi saliva.

- Todo esto también me pertenece, no lo olvides jamás, zorra.

No pude contestar.

Se dirigió hasta la chimenea, abrió el pequeño baúl de teca que hay encima de la repisa, y sacó la correa que yo le había regalado, con la empuñadura de cuero negro, y una medalla de plata con mi nombre de perra gravado.

- ¡Ven! – me ordenó. Me puse a cuatro patas y me dirigí hasta dónde Él estaba. Enganchó la correa a la argolla de mi collar, y con un gesto seco me hizo poner en movimiento, hacia la habitación de los “juguetes”.

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