1/12/09

Sumisa, sí. ¿Pero a que precio?

Muchas veces me pregunto el por qué soy sumisa. Mi conclusión es que lo soy por necesidad. Porque necesito entregarme, dar todo de mí, complacer y disfrutar de mi entrega. No es fácil llegar a ser consciente que una pueda necesitar de todo esto para encontrar su equilibrio cuerpo-mente. A veces creo que este equilibrio se desmonta, cuando los placeres de la carne son tremendamente gigantes, creo que mi mente ocupa un segundo plano. Entonces la razón pega un giro enorme y se pone en primer lugar. El vaivén de la balanza llega a marearme a veces.

Mi forma de entrega es total, en los momentos en los que estoy con mi Amo, doy todo de mí, pero fuera de estos momentos tengo mi vida, al margen de la sumisa que llevo dentro. Está el trabajo, la familia, los amigos, los proyectos personales,…en definitiva todo lo que ocupa el resto de mi vida. No soy 24/7, aunque gran parte del tiempo piense en mi Amo, en nuestra relación, aunque vista según sus gustos e intente estar siempre perfecta para Él. Y no es nada fácil compaginar todo, menos aun cuando tengo tal confianza en mi Amo que comparto mi vida, mis anécdotas con Él. Y aquí llegan los conflictos. El hecho que nuestra relación sea de grandes amigos y de Amo-sumisa nos lleva a veces a confundir el espacio que debemos ocupar en la vida del otro. A veces lo hemos hablado, pero poco a poco se invade un espacio que no nos pertenece, o esa es mi impresión. Hay demasiados factores que nos separan, hay un punto en común que nos une demasiado. Pero hay tantas cosas de por medio…

Soy consciente que la mayoría de las veces me dejo llevar, sentirme aprisionada por la relación me hace sentir bien, pero cuando me siento ahogada por la cuerda suelto el cabo de golpe. No quiero pagar un precio demasiado alto por mi necesidad de ser sumisa. El precio no está estipulado, pero me da miedo no ser capaz de asumir el valor de mis necesidades. Y los miedos son los que muchas veces me echan para atrás. Soy una persona muy independiente, soy de las personas que soluciona sus propios problemas, se enfrenta a sus retos de cara, sin pedir ayuda a nadie. Y a veces, se que quieren ayudarme, pero me cierro en banda, ya sea por no molestar, ya sea porque de mis cosas hago un reto personal, una barrera que debo saltar sola.

Tengo miedos, dudas acerca del precio de mi vida como sumisa. Soy sumisa, estoy orgullosa de serlo, porque forma parte de mí, porque lo soy desde el alma, porque mi destino lo lleva escrito desde que nací, creo. Pero mi vida al margen de la sumisión también tiene mucho valor para mí. Me ha costado demasiado forjar mi lugar en la historia de mi vida, como para entregarme más allá de lo que doy, que no es poco. Y en mi búsqueda del equilibrio cuerpo-mente, mi “yo sumiso” gana la partida a mi “yo” cuando estoy con mi Amo, pero mi “yo” gana al “yo sumiso” cuando estoy lejos de Él, y creo que así debe ser. Si no fuera así, ¿Qué sería de mi vida si no tengo a mi Amo a mi lado siempre? Estaría vacía. No tendría motivos para seguir adelante. Y eso es lo último que quiero, porque hay demasiadas cosas importantes en mi vida para seguir luchando.

Y sí, tengo una crisis emocional, una lucha interna sobre el precio de mi sumisión. Y como siempre intento ordenar mis reflexiones en una pantalla en blanco que, una vez escrita, acabo por preguntarme si mis palabras son cuerdas o rozan la locura. Pero aquí las dejo, en mi blog, para quien las lea, para quien quiera saber de mí. Y no me importa si alguien piensa que estoy loca, que soy mala sumisa, que tengo razón o que tengo la virtud de meter la pata hasta el fondo. Simplemente se que todo lo que doy, lo entrego desde el alma. Lo que no doy es el motivo por el que debo luchar si un día mi preciosa anubis muere.