14/8/09

Nuevas sensaciones

Fue un día cualquiera, salimos a dar una vuelta con el coche. Nos metimos por un camino sin asfalto, y paramos dónde el camino terminaba. Al bajar del coche me contó que por aquellos lares había estado bastantes veces con algún amigo suyo, y alguna que otra anécdota del lugar. Fuimos caminando un rato, según Él el paisaje estaba bastante cambiado. Me paré a contemplar el agua del riachuelo, Él se paró al lado de un cañizar. Dijo que esas no servían. Intuí entonces el poruqé de aquella excursión. Seguimos paseando y charlando. Cogió una rama, delgada, flexible, y mientras paseábamos la fue desnudando de hojas, hasta que no quedó ninguna. Me dio un par de azotes con la rama. Dolió. Fue un dolor punzante y duradero. Cuando llegamos al coche aun sentía el calor de las dos líneas rojas que se grabaron en mi culo.

Al llegar a casa me dijo "sabes para que es, verdad?" a lo que asentí, con ganas y con miedo a la vez. Me hizo poner a cuatro patas, y empezó a azotarme, primero fueron golpes suaves, seguidos de alguna que otra caricia, después secos, duros, con habilidad. Sentía la rama marcándome una y otra vez, dejando una linea de calor y dolor latente que me excitaba por momentos. La sensación de aquella rama clavándose en mi cuerpo , marcando las lineas de mi excitación en rojo, dejando un rastro de placer latente en mi carne, y los ojos de mi Amo, que con furia y deseo me castigaba cada vez mas fuerte, como cada vez mayor era la excitación de ambos.

Jamás pensé que los azotes con la "ramita" pudieran ser tan punzantes, con mas dureza que la fusta, un dolor seco que perdura durante mucho rato en la piel, realmente excitante y delicioso en la carne de una persona a la que el dolor le produce un placer indescriptible. Así fue la sesión, brutalmente deliciosa. Gracias mi Amo.