18/1/10

Música

Lo sé, lo siento dentro. Me escuece muchas veces, y aguanto con valentía para no gritar. Muda, has puesto un bozal invisible en mi boca para que no llame la atención. Tengo ganas de gritar, pero sigo intentando pasar desapercibida entre la multitud. Caminando con prisas, mirada altiva, sin titubeos, fuerte y capaz, sigo mi camino, paso firme, se a donde voy. ¿Realmente lo sé? Ni idea, pero sigo sin dudarlo ni un instante porque ahora es lo que quiero, seguir. Los tacones golpean las aceras de la ciudad escribiendo la melodía de una percusión en la partitura de mi vida. Al compás, sin perder el ritmo se dibujan los compases en el pentagrama. Me imagino pisando el pentagrama y dibujando con el tacón cada nota que deseo que suene... es bella la imagen, que hermosa me veo, qué sinfonía tan perfecta.

Mientras mi cabeza se funde con los sonidos de la calle y dibuja canciones, mi mirada se pierde en tu mirada. Me das la espalda y sigues caminando. Muda, con mi bozal invisible, apago la sed de mi boca de gritar tu nombre. Sigo mi camino, sigo tus pasos. ¡Qué sinfonía tan perfecta!