5/11/09

La bienvenida

Mi Amo cogió los guantes de látex y el lubricante, le pedí que no los usara. Sabe que me enloquece que lo haga, pero necesitaba dolor, y así se lo hice saber. Me ordeno que se lo pidiera, así lo hice, le pedí dolor, por favor... y cogió la fusta. No hizo falta que me atara, puse mis manos detrás de mi cabeza, abrí las piernas y me ofrecí a sus golpes, a sus pellizcos, a las pinzas, a todo lo que Él quisiera hacerme.

Me vuelve loca que maltrate mis pechos, que tire fuerte de mis pezones, que los azote después, primero con golpes suaves, después con un golpe seco que acaba con una ligera caricia. Noto como me empapo ante esta situación, veo sus ojos de sádico y caigo en sus manos sin poder remediarlo. Y pido más, cada vez más dolor. A veces el dolor en los pechos se torna insoportable, al limite, pero mi excitación me pide más, no sabría muy bien como explicarlo, más que dolor es placer, es rozar la línea entre ambas cosas. A mayor dolor, mayor placer, mas cerca del límite me se, pero tengo aun mas ganas de alcanzarlo. La curiosidad mató al gato, pero en el fondo me muero por saber hasta dónde puedo llegar, hasta dónde es capaz mi cuerpo de sentir placer y no dolor como tal.


Siguió con los golpes, en mis pechos, en mi sexo, notaba el calor de mi humedad empapandome. Me pellizcó los labios, le resbalaban los dedos y sonreía, con su cara de "malo", al notar mi estado de excitación. Me puso pinzas en los labios y al cabo de un rato las hizo saltar con la fusta. Me dolió mucho y no pude mas que abrir aun mas mis piernas para que siguiera. Buscó con el dedo el punto mas sensible del clítoris, y empezó a jugar con él. Es una sensación realmente desagradable, pero me encanta que juegue así, es como una tortura, no puedo evitar intentar apartarme, los espasmos son insoportables, pero es una tortura tan dulce... Y cuanto mas lucho para escapar de dicha tortura, mas se recrea en ella. Me es tan difícil controlar el orgasmo... pero Él conoce muy bien mi cuerpo, y cuando estoy al límite para en seco para que no me corra. En ese momento lo mataría, pero también soy consciente que el juego se acabaría. Así que cierro los ojos, respiro hondo, y dejo que siga.

Estubo golpeándome el sexo durante largo rato, de vez en cuando algún dedo se escapaba para hurgar dentro de mi, o algunos, no lo se. Cuanto mas intenso era el dolor, mas me relajaba y me abandonaba a él. La tensión no deja que disfrutes del momento. Al cabo de un buen rato mi Amo me ordenó que me masturbara. Ante mi sorpresa me dijo que tenia todo bastante inflamado y se tenia que dejar descansar, para no lesionarme. Pero mi cuerpo pedía mas dolor... Ante su orden empecé a rozar mi clítoris con el dedo, mientras Él me penetraba con los dedos. Tiró de mis pezones, con el dolor en mis pechos pronto llegué a la cumbre y le entregué todo mi pacer a mi Amo, aunque me supo a poco, debo confesarlo. Cuando mi Amo dejó de golpearme, estaba rozando el orgasmo. Un orgasmo incitado únicamente por el dolor es mucho mas placentero que cualquier otro orgasmo, bien que es una sensación muy diferente, aun así la cumbre es mucho mas duradera, latente e increíblemente mas fuerte que de cualquier otra manera. Para mi Amo, mi seguridad es mas importante que todo el placer que pueda sentir, tanto Él como yo. Y aunque alguna vez pueda quedarme "a medias" debo darle las gracias, primero por dejar que sienta placeres tan intensos en sus manos, y segundo, por velar por mi siempre, e imponer mi seguridad a su propia satisfacción. Y es que Él es sádico, si, pero yo soy así de masoquista, tal para cual!

Después de la sesión me tapó con el edredón, para que no cogiera frió, y estuvimos hablando de las sensaciones vividas durante aquel rato. Fue una buena sesión, nos lo pasamos muy bien ambos, una buena manera de darme la bienvenida a su casa. Así fue la primera de las sesiones del fin de semana, habría mas después...