17/11/09

Reflexiones

Sigo dándole vueltas al asunto... No me caben en la mente tantas cosas vividas en tan pocas horas. El bullicio de sentimientos y de sensaciones me tienen cautiva en un enredo-lío-éxtasis-no-se-que-mas que ocupa mi cabeza la mayor parte del tiempo. Y cuantas mas vueltas le doy mejor-peor me siento.

Vaya, lo he vuelto a hacer, a vomitar todo lo que se me pasa por la cabeza tal cual. A ver si puedo explicarme para que nadie se haga un lío mayor que el que tengo yo ahora mismo...

Es la sensación que tengo, lo que me paso este finde, lo que mas o menos explico en la entrada anterior, lo que me tiene cautiva en este enredo. Las palabras de mi Amo, sus ojos, sus gestos, mi entrega, mi arrepentimiento, mi no-castigo,...

Ya lo dicen que no hay bofetada mas dolorosa que la que no se da. Y me dolió muchisimo. Si bien es verdad que habíamos hablado antes de lo que podía ocurrir, no significa que al haber ocurrido no me sintiera mal al ver la reacción de mi Amo. Es mas, aun me sigo sintiendo mal... El que sus palabras fueran: no puedo castigarte por algo que ya habíamos hablado antes. Y aquella mirada... me envolvió en cariño de celofan y me puso un lazo de comprensión. Me sentí tan diminuta, tan pequeñita ante Él...

El lunes lo estuvimos comentando, le di mil gracias por ser como es, por aceptarme, porque nuestra relación no haya cambiado después de los hechos. Que me dijera en palabras lo que me había demostrado en gestos el día anterior me llenó tanto que acabé derramándome en lágrimas de felicidad cuando corté la conexión con Él.

Y es que reafirmó lo que ya sabía de antemano: como Amo es el mejor que podía encontrar en mi camino, como persona es increiblemente mejor. Y repito lo que le dije entonces: me siento la perra mas afortunada del mundo por pertenecerle.

"Cuando te vi de rodillas, con el látigo en la boca, pidiéndome un castigo, se me cayó todo al suelo. No podía darte un castigo por algo que ya habíamos hablado. Por eso te puse la correa. Para que supieras que te siento mía. Estoy orgulloso de mi perra, y lo sabes". Estas fueron algunas de sus palabras que habitan en mi mente y se repiten una y mil veces en mis pensamientos.

Poco a poco mis remordimientos se van diluyendo, es verdad. El saber que no hice nada que no fuese consentido de antemano, me evade de mi sentimiento de culpa. Aunque no pueda quitarme del corazón la espina de haber hecho daño a alguien que me importa tanto...

Sigo navegando en sus palabras, en sus caricias, en sus besos, en sus golpes y sus humillaciones, en los placeres sentidos, y en los gratos recuerdos del fin de semana, que se han tatuado en mi mente y en mi alma. Sigo vomitando pensamientos que no se ni si tienen sentido... pero no tocaré ni una coma. Así son las cosas que mi retorcida mente y mi alma sienten. Y por encima de todo, el mayor sentimiento que ahora mismo aflora en mi interior es la gratitud. La gratitud hacia mi Amo por todo, pero sobretodo por aceptar a esta mortal tal y como es: con mis virtudes y mis defectos, mis risas y mis tristezas, mi orgullo, mis remordimientos y comidas de pelota,... Y no me cansaré de repetir mil y una veces GRACIAS.