12/6/09

El primer encuentro

Hacía un par de semanas que mi Amo y yo nos conocimos, fueron dos semanas intensas en las que mi Señor me sometía con frecuencia desde el otro lado de la pantalla, me ponía deberes, me decía como tenia que vestir, qué era lo que mas le gustaba, y poco a poco me fue mostrando algunas pinceladas sobre el BDSM. Los dos teníamos muchas ganas de encontrarnos cara a cara, pero la distancia lo hacía difícil. Soñábamos despiertos en el día que nos pudiéramos tocar por primera vez, el día que yo iría a su casa y haría todo lo que mi Amo quisiera, pero debo confesar que en el fondo tenía miedo, todo era muy confuso, aunque mi confianza hacia Él era total, no dejaba de estar yo en mi casa, y el hecho de meterme de lleno en su territorio me asustaba. Recuerdo que fue un miércoles por la noche, estábamos hablando tranquilamente cuando surgió la idea de quedar a mitad de camino, mi Amo propuso abrir el mapa y buscar un sitio donde encontrarnos, en tierra de nadie, y accedí con ganas, sin pensarlo. Pusimos fecha, seria el lunes siguiente, y empezamos a buscar el sitio. Esa noche a penas dormí pensando en la fecha, las siguientes noches, a medida que ese día se acercaba, fueron peores, estaba muy nerviosa, pero feliz y excitada a la vez.


Me dijo que me quería con tacón de aguja, medias negras, falda corta, y sin bragas, me dijo lo que haría conmigo cuando nos encontráramos, sólo faltaba que pasaran las horas, dos días antes ya tenía todo listo. Nunca olvidaré la grata sorpresa que me llevé cuando lo vi, apoyado en su coche, con las manos en los bolsillos, su abrigo largo y su mirada altiva. Simplemente bajé del coche, me acerqué a Él y le dije "aquí me tienes mi Amo". No quiero entrar en detalles sobre lo que pasó después, no pretendo excitar al lector, solo poner en situación los hechos y las conclusiones y cambios personales que he vivido en mi, por tanto dejaré este "trocito" en blanco. Hizo de mi lo que quiso, me sentí libre aunque las cuerdas me tenían presa, aunque jugara con mi cuerpo y lo usara como quien usa a un muñeco, probó un poco de todo conmigo, para comprobar mis límites, mis miedos, simplemente me abandoné, no surgió ninguno. Salimos gratamente sorprendidos de aquel encuentro, fue breve pero intenso, por la noche volveríamos a hablar por messenger y comentaríamos la jugada.

Mis ganas de complacerle y obedecerle, de darle todo lo que Él pedía y deseaba, fueron las que me llevaron a ser una pequeña marioneta en sus manos, pero estaba despuntando en mi un sentimiento que no sabía describir por aquel entonces, todo estaba pasando con mucha rapidez y casi no tenía tiempo de asimilar el remolino interno que, inparable, desmontaba y destruía todo lo que un día creí que yo era, para hacer crecer esa nueva yo que florecía en sus manos. Él me confesó que el encuentro había sido mucho mejor de lo que esperaba, que mi capacidad de entrega lo había sorprendido. Me pregunté durante mucho tiempo qué pudo sorprenderle tanto, yo era una "novata" que no había salido del huevo aún, y Él un Amo experimentado, con más de 24 años de sabidurías recopiladas. En qué podía diferir mi actitud con la de tantas sumisas que un día se entregaron a Su voluntad? Intentó explicármelo, no fui capaz de entenderlo en aquel momento, creí que sus alabanzas eran parte de su recompensa por "haberme portado bien". Más tarde aprendí que jamás dice nada que no sienta. Yo jamás hago o digo nada que no sienta. Ese fue el motivo de su sorpresa, ver y sentir que mi entrega iba más allá de la obediencia y la complaciencia, ver que todo lo que hacía y me dejaba hacer lo hacía desde dentro, con el alma. Aun tardaría mucho en darme cuenta de ello.